El tigrillo de apenas un mes de edad, víctima de los machetazos recibidos en una zona agrícola de Milagro, duerme tranquilo mientras se recupera de los golpes que le causaron dos fracturas en sus patas. La veterinaria Romina Richards que es parte del equipo de Proyecto Sacha, cuya iniciativa promueve la conservación de la fauna silvestre desde 2018. Decidió establecer este centro de paso y atención en Guayaquil desde que recibió a las primeras especies, afectadas por el tráfico ilegal, atropellamientos en carreteras y maltrato. Han dado atención a más de 400 animales. Y solo en este año han llegado 15 tigrillos, entre ellos el antes mencionado (Thor).
Esta iniciativa está apoyada por un equipo de profesionales de diferentes países, entre ellos faunólogos, traumatólogos veterinarios, cardiólogos y el aporte voluntario de Fundación Rescate Animal Ecuador y Lente Verde, fotografía activista.
Los bosques albergan a más del 80% de todas las especies terrestres de animales, plantas e insectos del planeta. Pero cada año desaparecen 13 millones de hectáreas. Así lo refleja el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 15, impulsado por las Naciones Unidas para proteger la vida de los ecosistemas terrestres. El crecimiento de urbanizaciones en zonas antes cubiertas por bosque es un problema en Ecuador, particularmente en Guayas. De estas ciudadelas han llegado a Proyecto Sacha, mamíferos silvestres abandonados por sus madres o búhos pigmeos que hacen sus nidos en los aires acondicionados.
Sacha ha recreado un hogar temporal para aves, mamíferos, marsupiales y reptiles. En cada jaula tratan de simular el hábitat de cada especie con troncos y hojarasca. Es una técnica para evitar que olviden de dónde vienen y así facilitar su proceso de liberación cuando estén listos para regresar.
Algunos de los rescatados nunca volverán a su hábitat. Su dependencia de las personas los ha condenado al encierro en centros de tenencia autorizados, que cada vez están más saturados. Lupe, una oso hormiguero, está esperando un cupo. Hace casi un año fue atropellada en una carretera e ingresó al Proyecto Sacha por fracturas en sus patas delanteras. Aquí los veterinarios le colocaron placas metálicas y ha vuelto a escalar por su amplia jaula. Pero el apego a sus cuidadores se ha vuelto una desventaja.
Para denunciar estos casos la especialista explica que se puede llamar al ECU 911, que luego dirige la información al Ministerio del Ambiente o la Unidad de Protección del Medio Ambiente de la Policía Nacional. Este es uno de los consejos que dan en las charlas para promover la conservación, en especial a las empresas donantes que envían a su personal para contemplar de cerca el impacto de las acciones humanas.
Solo en este 2019 han llegado casi 200 animales. Su nombre está inspirado en un tigrillo, como Thor. El primer rescatado fue Sacha y pudo regresar a su hogar.
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