El popular polígrafo sólo mide la activación fisiológica que se produce si alguien se pone nervioso, y con frecuencia comete el error de Otelo, que creía que su mujer era culpable de infidelidad cuando sólo tenía miedo.
Hay que decir que Otelo no sabía si su mujer mentía, pero tampoco sabía si ella lo amaba. Porque ¿cómo saber si alguien nos ama?
Decir "te quiero" no es una prueba de amor, si la necesitas.
La termografía infrarroja permite despejar ambas dudas. Es decir, saber quién nos miente y también quién nos ama.
En cuanto al nerviosismo, está relacionado directamente con la respuesta de estrés o cascada de defensa y se mide con termografía de la temperatura de la punta de la nariz.
Si domina la activación parasimpática (respuesta de congelación), la temperatura de la nariz se eleva.
Por el contrario, cuando se impone la activación simpática (respuesta de lucha o huida) la temperatura de la punta nasal desciende. Es lo que se conoce como efecto Pinocho.
Por último, el interés por convencer se puede relacionar directamente con la subida térmica en los mofletes, como cuando nos ponemos rojos por un piropo o colorados de vergüenza al sentir rechazo social.
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