Medicinas, alimentos, reconstrucción de viviendas, centros hospitalarios y educativos... Las devastadoras explosiones que han sembrado la destrucción en Beirut, provocado al menos 158 muertos y más de 6.000 heridos, han dejado al Líbano dependiente de la ayuda internacional. Más de 300.000 personas han quedado sin hogar, entre ellas, 100.000 niños. Las deflagraciones han dañado 12 hospitales y centros de salud y varias escuelas, de modo que 120.000 personas carecen de atención primaria sanitaria y 55.000 menores no podrán acudir al colegio, según cálculos de Unicef. Este domingo se ha celebrado una Conferencia Internacional de donantes que ha comprometido 252,7 millones de euros en ayudas para cubrir las necesidades humanitarias a corto plazo.
Los daños provocados por la detonación de 2.750 toneladas de nitrato de amonio, almacenadas durante años y abandonadas en una nave del puerto de Beirut, cerca de un área densamente poblada, se cifran en al menos 15.000 millones. "El impacto de esta catástrofe permanecerá siempre entre nosotros", reconoció el sábado por la noche el primer ministro, Hasan Diab, cercado por masivas manifestaciones. El sábado, la sociedad civil convocó un 'Día de la Ira' para exigir la dimisión de la clase política, como viene haciendo desde el 17 de octubre, que se desarrolló con escenas violentas, toma de ministerios y sedes oficiales. Los manifestantes culpan de la tragedia a las autoridades y su negligencia.
Este domingo, las protestas han vuelto a las calles por segundo día consecutivo con manifestantes lanzando piedras a las fuerzas de seguridad que bloquean los accesos al Parlamento, informa Reuters. Los antidisturbios han respondido con gases lacrimógenos. Un incendio se produjo a la entrada de la plaza que alberga la sede del legislativo, informaron medios locales citados por la agencia británica.
En medio de la cólera ciudadana, dos ministros han renunciado a sus carteras. La primera fue la ministra de Información, Manal Abdel Samad, que anunció por la mañana su renuncia. "Después de la enorme catástrofe de Beirut, presento mi dimisión. Pido disculpas a los libaneses: no hemos sabido responder a sus expectativas", ha declarado en una intervención televisada, según informa Afp. Era la primera dimisión de un miembro del Gobierno tras las mortíferas explosiones. Al caer la tarde, con las manifestaciones de nuevo cercando el Parlamento, el ministro de Medio Ambiente, Demianos Kattar, dejaba su cargo. "El hijo de mi amigo murió en la explosión", le comunicó al primer ministro Diab, según recoge el diario libanés 'An Nahar'. El lunes, un día antes de la tragedia, dio el portazo el ministro de Exteriores, Nasif Hitti, frustrado ante la falta de voluntad del Ejecutivo para llevar a cabo las prometidas reformas.
El patriarca cristiano maronita Bechara Boutros al Rai ha intervenido por primera vez en este sentido y ha exigido al Ejecutivo que dimita porque no puede "cambiar el modo en que gobierna". En su sermón del domingo, Al Rai ha sentenciado: "La renuncia de un parlamentario o un ministro no es suficiente. Todo el Gobierno debe renunciar ya que es incapaz de ayudar al país a recuperarse".
Varios ministros mantuvieron durante la tarde una reunión con el jefe del Gobierno, Hasan Diab, pra discutir una dimisión en bloque, según medios locales. También se especula con que está sobre la mesa que el Ejecutivo renuncie el lunes, durante la prevista reunión del Consejo de Ministros, en la que Diab iba a proponer la convocatoria de elecciones parlamentarias anticipadas.
En el Parlamento ha habido un goteo de dimisiones. Este domingo ha abandonado su escaño Michel Moawad, del bloque Líbano Fuerte, aliado del Movimiento Patriótico Libre (FPM) que lidera el presidente, Michel Aoun. Moawad es hijo del presidente René Moawad, asesinado en 1989. El sábado, dos de los diputados del partido cristiano Falange Libanesa (Kataeb) renunciaron siguiendo la consigna de su líder, Sami Gemayel (hijo del histórico dirigente Amin Gemayel) que también dejó su escaño. "Invito a todos los honorables diputados a dimitir para que el pueblo pueda decidir quién le gobierne, sin nadie imponiéndoles nada", declaró Gemayel en un emotivo discurso el funeral del secretario general del partido, Nazar Najarian, que falleció en la explosión.
También el partido de Aoun, mayoritario en el Legislativo, ha sufrido bajas en sus filas, con la retirada de dos parlamentarios, según explica 'An Nahar'.
Hasta el sábado, solo dos diputados habían abandonado su escaño a modo de protesta. Uno es el socialista druso Marwan Hamade, que ha sido varias veces ministro y sobrevivió a un atentado en 2004, que había tenido la decencia de dimitir el miércoles para mostrar su indignación por la catástrofe. La otra es Paula Yacoubian, parlamentaria de la lista ciudadana Sabaa, la única miembro independiente del Parlamento. La embajadora del Líbano en Jordania, Tracy Chamoun, también presentó su renuncia esta semana. Chamoun es hija del dirigente cristiano Dany Chamoun, asesinado durante la guerra civil.
"Beirut necesita que este gobierno se vaya. Los políticos y los partidos políticos tienen que renunciar y decir: 'os hemos fallado'. Son mercenarios que gobiernan nuestro país", lanzaba Yacoubian a través de las cámaras de la televisión panárabe Al Yazira. "Queremos elecciones lo antes posible para elegir a una nueva clase política. No podemos continuar con esta casta que ha ejercido su poder durante años y nos ha llevado a fracaso tras fracaso", añadía.
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