¿Somos lo suficientemente responsables para estudiar virtualmente?
Para poder superar las dificultades con la educación virtual falta el compromiso y responsabilidad de los estudiantes así como de las instituciones involucradas.
Con la pandemia provocada por el COVID 19 se han realizado cambios importantes en el ritmo de vida de las personas, personalmente, puedo decir que nos ha obligado estar más en casa, a estudiar desde ella por internet. Estábamos acostumbrados a salir de lunes a viernes, tomar el bus y llegar al colegio, encontrarnos con nuestros compañeros, esperar el descanso y después de la jornada llegar a casa, almorzar, hacer tareas, deporte recreativo. Debido a la posibilidad de contagios se optó por que las escuelas, colegios y universalidades impartieran sus clases de forma virtual, pero también nuestros padres en muchos casos se han visto obligados a trabajar desde el hogar. El estudio y trabajo por internet parece que no han facilitado mucho las cosas, pues, las jornadas se alargan y todos debemos estar disponibles y atentos ante las videoconferencias, la resolución de dudas, el desconocimiento de los horarios y espacios de almuerzo y descanso, de acuerdo a Luis Hurtado (director y fundador de Talentop), hacen que se alargue la jornada laboral (Becerra, 2020).
Podemos pensar también en nuestros profesores como trabajadores, cómo tienen que estar pendientes de realizar las conferencias, recordarnos los horarios, explicar los temas de una forma sencilla y en otras ocasiones tener que hacer presentaciones para los cursos que dan, también que sus fines de semana son más ocupados revisando trabajos escritos o cuando escriben en todo momento en respuesta a nuestras consultas y que muchas veces nosotros podemos hacerlo en google. En realidad, al profesor como a todo trabajador se le ha alargado la jornada laboral y esta no es reconocida ni pagada, lo que les puede llevar a que tengan más estrés y desánimo para continuar con la educación virtual. Igualmente, como estudiantes la jornada escolar muchas veces se nos alarga, tenemos que hacer más tareas que antes, realizar más investigaciones, estar atentos a las videoconferencias con los docentes al igual que nuestros padres, las obligaciones que tenemos en casa se han incrementado.
Debemos considerar que ninguno ha estado lo suficientemente preparado para realizar una educación en modo virtual. A los profesores tienen que ofrecerles cursos de actualización, pues, como dice Ana Claudia Rozo, la educación virtual no puede reducirse al uso de plataformas sino que debe pensar lo pedagógico y todos los elementos que eso implica como “el entorno social, cultural y tecnológico configurado en el espacio de las redes de información y comunicación; los modos y las formas en las cuales los sujetos se asumen y toman cuerpo en la red” (Rozo, 2010, p. 34). Así, la actualización que un profesor de la ciudad en la que casi todos los estudiantes tenemos acceso a internet, es muy diferente para un profesor que tiene que dar clases virtuales en zonas campesinas y que están muy alejadas de las antenas de internet, pues, la señal no es la mejor para poder trabajar en plataformas o en vídeo. Hay autores que dicen que la educación digital o virtual es la nueva forma en cómo nos educaremos y que esto podrá garantizar el acceso a la educación de todos los estratos sociales (Mosquera, 2020), pero mientras las instituciones como el Estado no garanticen la cobertura del internet en todas las zonas, habrá grandes diferencias entre los que estudiamos en la ciudad y los estudiantes y profesores que viven y trabajan en el campo.
Finalmente cabe mencionar nuestro papel como estudiantes en la educación virtual, para ello, tenemos que reconocer que hasta ahora no habíamos experimentado muchas cosas, por ejemplo, el mayor esfuerzo por atender lo que el profesor tiene que explicar a través de la pantalla del computador o del celular, también podemos decir que ahora tenemos que leer más e investigar mucho para poder enviar informes escritos. Tal vez muchos compañeros vean esto como un procedimiento difícil ya que hay un sistema de evaluación continuo (Universia, 2018), es decir, que tenemos que presentar tareas e informes de una forma mucho más regular, esto exige que los estudiantes seamos mucho más responsables y organizados con nuestro tiempo y nuestras tareas, de este modo, no sólo tendríamos una formación de mejor calidad sino que también ayudaríamos a que los profesores administren mejor su tiempo y que la educación en general funciones de una mejor manera. También podríamos ver estas dificultades que tenemos como una experiencia que nos enseña a interesarnos más por la lectura y la investigación, que leamos sin necesidad que el profesor nos diga cuándo y qué libro leer sino que todo lo hagamos porque queremos, por iniciativa propia, así, cuando lleguemos estar en la Universidad ya podemos tener el gusto por la lectura y la investigación, por la escritura y una mejor predisposición a ser profesionales de calidad y mejorar la calidad educativa no sólo del colegio sino de la universidad misma. De este modo, la educación es una actividad en la que cada parte tiene que tener un compromiso y responsabilidad para brindar un mejor desempeño en el papel que tiene que ejercer ya sea como estudiante, docente o instituciones.
Becerra, Laura Lucía (2020). “El teletrabajo hace que las personas le dediquen más horas a la jornada laboral” En Diario La República, Colombia 27 de marzo. Versión en línea: https://www.larepublica.co/empresas/el-teletrabajo-hace-que-las-personas-le-dediquen-mas-horas-a-la-jornada-laboral-2983857
Mosquera, Ricardo (2020). “Virtualidad: alternativa de igualdad en la educación” En diario El Tiempo, 24 de junio de 2020, en línea https://www.eltiempo.com/vida/educacion/educacion-virtual-para-cerrar-brecha. desigualdad-510922.
Universia (2018). “Educación virtual o presencial ¿cuál es la mejor opción?” 22 de enero de 2018 en línea: https://orientacion.universia.net.co/infodetail/consejos/orientacion/educacion-virtual-o-presencial-cual-es-la-mejor-opcion-4181.html
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