La comunicación creativa es necesaria para lanzar mensajes que capten el interés del público. Por ello, si tienes una empresa, es importante que la utilices en presentaciones de productos o servicios. En este artículo te mostraremos por qué debes aplicar estos recursos creativos en tu negocio y las diferentes ventajas que obtendrás al poner en marcha campañas llenas de originalidad y creatividad.
La creatividad es la capacidad para encontrar diferentes técnicas que desarrollen procedimientos fuera de lo tradicional, con la intención de producir emociones en el público. Si lo aplicas en el ámbito empresarial, tendrás que fabricar ideas, llenas de agudeza y fuera de lo común, para desarrollarlas profesionalmente y conseguir resultados explosivos.
Por ejemplo, si quieres hacer una campaña publicitaria, tendrás más posibilidades de conseguir el éxito si buscas el impacto en el público. Aplicando este tipo de estrategia adecuadamente, podrás ganarte la aceptación de los usuarios y hacer que la marca de tu empresa sea reconocida. No olvides que un simple anuncio puede llevarte a la cumbre del éxito.
El proceso creativo
Basándose en Poincaré (1913) y en Graham Wallas (1926), muchos autores (Mihaly Csikszentmihalyi, Saturnino De La Torre, James Webb Young…) se han referido a un posible proceso de creación que podemos reflejar en 6 fases.
Contempla tanto la selección e identificación del objetivo creativo sobre el que vamos a trabajar como la recopilación de documentación e información relacionada con él.
Es la inmersión en el objetivo creativo, la “masticación” de aquello sobre lo que queremos crear. Es el largo y complejo trabajo de manipular, experimentar, generar ideas y buscar alternativas sobre el tema que nos ocupa de forma consciente.
Puede realizarse con la ayuda de Técnicas de Creatividad.
Un posible periodo de “descanso ficticio” en el que, aunque no se esté trabajando de forma consciente en el objetivo creativo, se está dando otro tipo de elaboración no consciente que nos puede llevar a la idea buscada.
Generalmente ocurre con aquellos proyectos con los que tenemos una gran motivación o implicación emocional (lo que Robert Olton llama “preocupación creadora”).
Es algo así como dejar que el inconsciente digiera el objetivo mientras descansamos (escuchar música, ir al teatro, quedar con amigos… preferiblemente distracciones estimulantes de la imaginación y las emociones). Muchas veces basta con ir al servicio y volver.
Policastro, añade una fase intermedia que llama “vislumbre”.
El instante de la inspiración, cuando aparece la idea luminosa.
Quizá la idea genial parece surgir en el momento menos pensado, frecuentemente en el transcurso de actividades que nos ocupan poca capacidad de atención con lo que se libera “espacio” para que emerjan las elaboraciones no conscientes.
Se suele hablar de las tres ”b” para referirse a estas actividades, en inglés “bus”, “bed” y “bath”.
También se llama a esta fase momento “Eureka” o “Ajá” en el que se da un “insight” (nueva configuración con significado superior a la suma de las partes) y un “afecto positivo” (satisfacción o euforia).
La emotividad del “Ajá” es tan poderosa que en ocasiones hace olvidar el proceso que ha llevado a esta intuición y permite fantasear con atribuciones mágicas para explicar lo que nos ha ocurrido (musas, visitas de dioses…).
La fase decisiva en la que valoramos y verificamos si esa inspiración es valiosa o no.
Matizamos la idea para que se pueda llevar a la práctica y le damos la configuración final.
Sometemos nuestra creación a las leyes lógicas para comprobar su validez y que cumple los objetivos que habíamos establecido. Hay que comentar la idea y realizar con ella todo tipo de pruebas de validación, comentarios y juicios críticos de personas competentes en la materia. En caso de que la idea no sea válida, se considerará como una fase intermedia de incubación con reintegración al proceso.
La fase de desarrollo, comunicación y aplicación práctica de la idea.
Es frecuentemente largo y muchas veces arduo. Una parte importante es la difusión y socialización de la creación.
¡Ojo! Cabe aclarar que no siempre tienen porqué darse estos pasos ni por este orden.
Desde esta perspectiva, el producto creativo es resultado de un gran trabajo previo y posterior a la “iluminación”, lo que ofrece una alternativa a las explicaciones basadas en las musas e inspiraciones divinas o mágicas.
Esto, se suele expresar con la frase: “La creatividad es un 1% de inspiración y un 99% de transpiración” (atribuida a Thomas Alva Edison y a Johan Wolfgang von Goethe).
También desmitificador es el concepto de “serendipia” o “serendipity” con el que se denomina a aquellos descubrimientos (como el de la penicilina) realizados supuestamente por azar pero que realmente conllevan una gran dosis de trabajo, dedicación, motivación y habilidades de la persona creadora.
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