¿recuerdan la época en que se salía a jugar? Era hermoso ver a los vecinos llegar a la puerta de la casa con un balón, o simplemente con una sonrisa de tipo plegaria que convencería a mamá de dejarnos salir, pero no había momento más frustrante que cuando no nos invitaban a jugar, se nos salía el pequeño Maquiavelo interior, y muchas veces sacábamos el mejor juguete, la cicla o algo que demostrara que no necesitábamos esa sarta de ingratos para divertirnos.