Del mismo modo que Fleming descubrió la penicilina, la vecina del barrio del Pilar de Madrid, Maribel Domínguez, ha protagonizado el inicio de una nueva vía de investigación en la lucha contra los coronavirus. Maribel, como muchos, se confinó en solidaridad con el pueblo de Wuhan y se dedicó a hacer pan y bizcochos a cascoporro durante ese tiempo. Los españoles, para animar a los bravos mandarines, todos los días escuchaban la canción "Resistiré" mientras que aplaudían por los balcones. Maribel odiaba la canción de “Resistiré”, así que durante los aplausos se encerraba en la cocina y ahí se quedaba, dale que te pego con la harina y la levadura.
Por fortuna para el avance de esta historia, la levadura se agotó en todos los supermercados. Maribel buscó alternativas y se encontró con la opción de hacer masa madre – la guarradilla natural de dejar agua con harina en un bote, ahí fermentando durante días, para que se llene de bichos, que se reproducen y aumentan el volumen de la masa-. Y así se dedicaba ella a poner botes a fermentar dentro y fuera de la nevera, viendo sus masas madres crecer a diario, al mismo ritmo al que le crecía el culo en el confinamiento.
La segunda casualidad en esta historia es que Maribel se acatarró con uno de esos coronavirus que no matan a nadie. Fue asintomática y no lo supo hasta meses más tarde en que se hizo una prueba de anticuerpos, pero quiso el destino que el coronavirus que habitaba a Maribel contaminase al menos uno de sus botes de masa madre. Y que justo entonces el abastecimiento de levadura industrial se repusiera en los supermercados. Y que Maribel olvidase su bote de masa madre en la nevera.
La hermana pequeña de Maribel, Petra, que vive con ella, es estudiante de microbiología y la tercera casualidad necesaria en esta historia; el lector podrá adivinar el feliz desenlace. Encontrando el bote olvidado, decidió llevarlo al laboratorio de prácticas junto con un estropajo y un cepillo de dientes de su cuñado, para placenteramente morirse de asco esa tarde – la gente de esas ramas de la ciencia es así, tienen gusto por la arcada autoinfligida-.
El resto es un cuento de hadas coronavírico, ensayos de laboratorio han demostrado su efectividad contra el SARS-CoV, el MERS-CoV, SARS-CoV-2. La efectividad de la vacuna Domínguez se va a disputar su lugar, a falta de los ensayos clínicos, con las vacunas que Pfizer y Moderna han preparado por si en algún lugar del mundo volviera a aparecer un coronavirus de los malos, Thor no lo quiera.
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