Los creyentes separados, divorciados o vueltos a casar tras una separación, son una realidad creciente, dentro de las diversas Iglesias y Denominaciones Evangélicas del Planeta.
No es nuevo, que todavía se mantenga una actitud enjuiciadora hacia estos hermanos que han tomado la decisión de restaurar sus vidas.
Los prejuicios y la ignorancia bíblica, son las causas que originan esta actitud pecaminosa de juicio.
El fin de este capitulo es, que en un mañana no muy lejano, todos los Creyentes que vengan a Cristo, con sus matrimonios rotos y los que permanecen en la Iglesia en similar situación, sientan en todo su Ser, el Amor y el Consuelo de Dios, por parte del Cuerpo de Cristo que fue concebido, por un acto de amor y no de juicio.
Además, existen millares de creyentes sinceros y de buen testimonio, que viven unidos en familia, pero no son casados legalmente por diversas causas.
Ellos son víctimas dentro de algunas iglesias evangélicas; de juicios y reglamentos que les coartan servir en ellas y ser partícipes aún del bautismo en las aguas, de la cena del Señor y de la presentación de sus hijos.
Sufren el menosprecio sistemático, llamándoles convivientes, concubinos, adúlteros, etc. Cosa que puede ser que sean, pero que en lugar de enjuiciarlos y exponerlos, deberíamos restaurarlos.
Y no solo esto, a veces se les cuestiona su salvación y aún la de su familia.
Esta es una de las cualidades solicitadas a los líderes, y repito; “a los líderes” pero no es la única. Existen otras en el mismo pasaje, que no son medidas de la misma manera ni con la misma vara.
La frase “que sea marido de una sola mujer” ha confundido a mucha gente.
¿Qué quiso decir Pablo? ¿Por qué lo dijo? ¿Por qué afirma que ser “marido de una sola mujer” es una cualidad de quienes aspiran a ser líderes espirituales?
¿Por qué Pablo no habla de ser esposa de un solo hombre?
Algunos suponen que cuando Pablo dice, que el obispo o diacono debe ser “marido de una sola mujer”, da por sentado, que no existe posibilidad alguna de que una mujer integre los cuadros de servicio como anciana o como pastora en una iglesia.
Lo toman algunos; como el principal referente bíblico para impedir la ordenación ministerial de la mujer.
Debemos analizar la frase, dentro del contexto y reflexionar sobre el significado real de la frase, la cual tiene varias e innumerables interpretaciones.
Pero, antes de analizar la frase, analicemos el contexto general en la cual se encuentra escrita. En 1 Timoteo 3:1-13, “3:1 Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. 3:2 Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; 3:3 no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; 3:4 que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad 3:5 (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); 3:6 no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 3:7 También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.3:8 Los diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino, no codiciosos de ganancias deshonestas; 3:9 que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia. 3:10 Y éstos también sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles.
3:11 Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo. 3:12 Los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus casas. 3:13 Porque los que ejerzan bien el diaconado, ganan para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús.”
Pablo le recuerda a Timoteo, cuáles deben ser las características personales de quienes ejercerían cargos dentro de la iglesia, y habla del episkopos, “obispo” o “veedor”.
En la sociedad del Nuevo Testamento, era muy común que los hombres acomodados materialmente, tuvieran hasta tres mujeres, incluyendo a su esposa.
Una podía ser la esclava, una chica que vivía bajo el mismo techo y que siempre estaba disponible para el placer sexual del amo.
Otra era la prostituta que vivía en el templo pagano y con quien tenía relaciones sexuales para cumplir con los ritos que se acostumbraban en las religiones paganas.
La otra era su esposa, la mujer destinada a continuar el nombre de la familia, la que le daba hijos y quien era la responsable de criarlos.
A muchos de quienes vivimos en países profundamente influenciados por la moral judeocristiana, nos es muy difícil entender esa mecánica social. Sin embargo, la gente que vive en las culturas regidas por un sistema de valores distinto al nuestro, llegan a aceptar ese estilo de vida, les guste o no.
Pensemos en los corintios
Si se le dificulta entender esta situación de tipo cultural, recuerde a los corintios, quienes eran demasiado tolerantes y además se jactaban de que un hombre de su congregación tenía relaciones sexuales con su madrastra, un acto de inmoralidad que ni se practicaba en la comunidad pagana. La mayoría de los no creyentes de Corinto eran licenciosos e inmorales, pero evidentemente no practicaban esta clase de relación aberrante (vea 1 Corintios 5:1. De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su padre).
¿Y la poligamia?
Esta práctica estaba prohibida en el imperio romano en la época en que Pablo escribió esta carta a Timoteo. En consecuencia, no creo que se estuviera refiriendo a la poligamia cuando dijo que el hombre debe ser “marido de una sola mujer”.
No obstante, si hacemos una interpretación correcta, el principio que el apóstol estaba definiendo aquí ciertamente excluiría esa práctica.
Pero es asombrosa la forma en que los hombres han tratado de justificarla e incluirla en el esquema de Dios.
Hay tres posibles interpretaciones sobre “marido de una sola mujer” en 1 Timoteo 3:2. “Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; “
(1) Simplemente puede estar diciendo que un polígamo no está calificado para ser un anciano/diácono/pastor. Esta es la interpretación más literal de la frase, pero de alguna manera parece improbable, considerando que la poligamia era rara en el tiempo en que Pablo lo escribió.
(2) La frase también podría ser traducida como “hombre de una sola mujer”. Esto indicaría que el obispo debe ser absolutamente fiel a la mujer con quien esté casado. Esta interpretación se enfoca más en la pureza moral que en la situación marital.
(3) La frase también puede ser entendida para declarar que a fin de ser un anciano/diácono/pastor, un hombre solo puede haber estado casado una vez, sin importar si es viudo o no.
A. LOS REQUISITOS...
1. Él "debe ser" marido de una mujer – 1 Tim 3:2; “Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; “ y Tito 1:6; “el que fuere irreprensible, marido de una sola mujer, y tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía.”
a. Esto excluye a un polígamo
b. También excluye a un soltero
2. Algunos interpretan que Pablo dice que "si" alguien es casado, debe ser marido de una sola mujer
a. Sin embargo Pablo no dice "si"
b. Él dice que un anciano sea, "debe ser" –
3. Ignorando lo que dice Pablo, podemos enseñar cualquier cosa
a. Algunos dicen que el obispo debe ser soltero (por ejemplo, el catolicismo romano)
b. Algunos dicen que el obispo (pastor, anciano) puede ser soltero (por ejemplo, muchas iglesias evangélicas)
4. Sin embargo las Escrituras dicen que el obispo (pastor, anciano) debe ser marido de una mujer!
a. ¿Debemos seguir los mandamientos de Dios, o las tradiciones de los hombres?
b. Considere cuidadosamente las advertencias de Mr 7:6-13;
“7:6 Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, Mas su corazón está lejos de mí. 7:7 Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.7:8 Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes. 7:9 Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición. 7:10 Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente.7:11 Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o a la madre: Es Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con que pudiera ayudarte, 7:12 y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre, 7:13 invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas.
2 Jn 9; “Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. “
B. ALGUNAS PREGUNTAS...
1. ¿Qué sobre un viudo?
a. Si su esposa fallece mientras él sirve como un anciano, ¿deberá él renunciar?
b. Recuerde que Pablo dice que un anciano "debe ser" (no haber sido)
c. Si un hombre no es ya más el marido de una mujer...
1) No reúne los requisitos para ponerlo en la situación de llegar a ser un anciano
2) Si es anciano, ya no reúne los requisitos de lo que un anciano "debe ser"
2. ¿Qué sobre un dígamo (un viudo que tiene segundas nupcias)? a. Él ciertamente no es un bígamo (marido de dos mujeres) b. El tiene derecho a las segundas nupcias – ver Rom 7:1-3;
7:1 ¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo con los que conocen la ley), que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que éste vive? 7:2 Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. 7:3 Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera.
c. Él es en el presente marido de una mujer, lo cual es lo que un anciano debe ser
3. ¿Qué sobre un divorciado y que contrajo segundas nupcias?
a. Presumiendo que él ha sido divorciado y ha contraído segundas nupcias de acuerdo a las Escrituras – ver Mt. 19:9, “Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.”
b. Él es en el presente marido de una mujer, lo cual es lo que el anciano debe ser
Tales preguntas podrían no ser contestadas con certeza. Si alguien está indeciso, entonces hágase del lado de lo literal, en lugar de lo laxo, cuando venga al manejo de las Escrituras.
El primer requerimiento para un anciano/diácono/pastor, es el de ser “irreprensible” (1 Timoteo 3:2). “Pero es necesario que el obispo sea irreprensible”.
O sea que, si el divorcio y/o el nuevo casamiento resulta en un pobre testimonio para los varones dentro de la iglesia o dentro de la comunidad, debe ser primariamente el requerimiento de “irreprensible” lo que lo excluya del ministerio, más que el de “marido de una sola mujer”.
Igualmente, es importante que podamos recordar, que solo porque un hombre o una mujer, no estén calificados para servir como ancianos, diáconos o pastores, ésta realidad no signifique que esa persona, no sea un miembro valioso para el Cuerpo de Cristo.
Cada cristiano posee dones espirituales (1 Corintios 12:4-7) “12:4 Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. 12:5 Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. 12:6 Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. 12:7 Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho”. y es llamado a participar en la edificación de otros creyentes con dichos dones (1 Corintios 12:7). “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho”. Una persona que no esté calificada para la posición de anciano, diácono, o pastor, no quiere decir que no pueda pertenecer al Cuerpo de Cristo y que aún pueda enseñar, predicar, servir, orar, alabar y jugar un papel importante en el liderazgo de la iglesia.
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