En las últimas semanas, el nombre de Ralph ha estado en boca de muchos, sobre todo en la de los jóvenes. Esto se debe a que el corto de animación creado para la campaña “Save Ralp” de la organización Humane Society International (HSI) se ha viralizado en redes sociales como Twitter o Instagram.
El protagonista se presenta nombrando todas las taras que sufre a raíz del maltrato que ha sufrido en laboratorios que testan sus productos en animales. “… Estoy ciego del ojo derecho y por esta oreja solo soy capaz de oír pitidos…”. A través de la humanización de este animal, se muestran la cantidad de atrocidades que sufren, como el afeitado del pelaje, la pérdida de visión, de olfato, de oído e incluso la muerte.
A través de este corto, y de la forma más cruda posible, se intenta concienciar a la población de las atrocidades que sufren los animales para que los productos cosméticos que compramos en supermercados sean eficientes. Y aunque el propio Ralph, a lo largo del video se resigne diciendo que vale la pena soportar su “trabajo” para que los humanos pueden sentirse bellos, el mensaje que esta campaña quiere transmitir es completamente la contraria.
De tal forma, y aunque en la Unión Europea esté prohibido por ley vender o comercializar productos que hayan sido testados en animales, siguen saliendo a la luz casos de laboratorios que se aprovechan de los vacíos legales para poder seguir ejerciendo este tipo de prácticas. Ejemplo de esto, es el video que se publicó hace escasas semanas de un laboratorio en Madrid, España. En él, se graban las distintas crueldades que se llevan a cabo sobre monos, cerdos y perros con el fin de testar distinta productos cosméticos.
En consecuencia, este video que en pocas horas consiguió un millón de reproducciones, intenta concienciar a la población de que “ningún animal debería sufrir y morir en nombre de la belleza” según la campaña #SaveRalp.
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