En 2020 hubo demasiadas turbulencias en el sector económico, y se demostró una vez más por qué el gobierno no debe intervenir en el mercado, con las apresuradas medidas que tomó el gobierno se generó una recesión en la bolsa de valores, que tuvo un colapso global y terminó con pérdidas por el cierre del mercado por medidas gubernamentales. Tratando de enmendar lo que hicieron, los gobiernos comenzaron a ofrecer rescates a pequeñas y grandes empresas para evitar la quiebra. Pero, ¿por qué es tan malo?
Hay dos razones simples por las que los gobiernos brindan rescates. La primera razón por la que se rescatan empresas e industrias es porque se benefician de esto, reciclan parte de ese dinero para llenar los bolsillos de los políticos. Ésta es la razón más obvia de todas.
La segunda razón, se centra más en la economía, en el mercado, tienes la acción principal y tienes los efectos invisibles. Cuando un gobierno rescata una empresa, los beneficios inmediatos están ahí y parece simple: la empresa rescatada está bien, se salvan empleos y los que se benefician del rescate votarán por el político que financió el rescate. Pero lo que no ves son las consecuencias invisibles que están muy dispersas.
Si el gobierno no ofreciera rescates, las empresas pasarían por la quiebra normal. Durante la quiebra, las empresas no dejan de funcionar. Continúan operando en la mayoría de los casos. Ellos solo no tienen que pagar sus deudas, en una quiebra quien está en peor situación es el accionista o los acreedores. Muchos inversores pierden dinero. Pero las empresas, en la medida que tienen valor, sobreviven y llegan nuevos dueños, y estos serán más responsables que los anteriores que llevaron a la empresa a la quiebra. Pueden ofrecer un producto más competitivo, precios más bajos o pagar mejores salarios.
El gobierno mantiene vivas a las empresas, aunque sean menos eficientes. Algunas empresas necesitan reducir su tamaño, porque con los rescates se han convertido en monopolios.
Los políticos exclaman que el empleado debe estar seguro, y que a pesar de la pandemia no se deben permitir los despidos, eso es claramente imposible, porque no es rentable para la empresa, por un lado, el encierro no le permite operar y por el otro, le impiden hacer despidos para reducir sus gastos. Eso no solo no es rentable, sino que no es funcional. Es por ello que muchas empresas han decidido declararse en quiebra total para dejar de presentar pérdidas.
Todos los subsidios que otorga el gobierno provienen de las arcas del Estado, todo ese dinero se recauda mediante impuestos. Los rescates empresariales no solo fueron una mala decisión este año, sino que también aumentaron la cobertura de seguridad social y las transferencias de dinero a las familias necesitadas. Todo esto en teoría, debería provenir de la recaudación de impuestos a la población, pero si los fondos no son suficientes, deberían solicitar una monetización de la deuda al banco central del país, es decir, solicitar un préstamo. Esto significa que se debe imprimir más dinero, provocando que pierda su poder adquisitivo y se deben aumentar los impuestos a futuro para que esta deuda se pague, es uno de los peores errores que cometieron muchos gobiernos para evitar una crisis momentánea, arruinando la economía del ciudadano en los próximos años.
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