Este grupo dominó la gran mayoría del país entre 1996 y 2001, un periodo en el que numerosos actores internacionales denunciaron violaciones a los derechos humanos y contra los derechos de las mujeres. Durante las dos últimas décadas estuvieron aislados en zonas remotas del país, pero combatieron contra el Gobierno afgano y las tropas internacionales y acrecentaron su influencia.