Los problemas financieros del DAESH, una gran noticia.
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Los problemas financieros del DAESH, una gran noticia.

De confirmarse las informaciones publicadas, el EI podría encontrarse al borde de la bancarrota y ello podría precipitar su caída definitiva.

24 feb 2016


                                              

 

 

 

 

 

 

 

El estado islámico se enfrenta a la bancarrota.

 

 

       Hace unos años, cuando comenzaron las andanzas de los pupilos del mal llamado Estado Islámico, todos nos preguntábamos cómo era posible que unos desarrapados anduvieran haciendo salvajadas a su antojo. Descubrimos entonces, poco a poco, que no eran tan desarrapados como en un principio suponíamos, descubrimos que se trataba de un grupo terrorista, sí, pero no uno cualquiera como los que habíamos sufrido hasta entonces. Se trata de un grupo terrorista con un territorio propio perfectamente controlado, con una organización severa, con una administración, con funcionarios (jueces, policías, maestros, personal sanitario, recaudadores de impuestos, soldados...) y, además, con fuentes de financiación estables. No dependían de donaciones más o menos esporádicas de millonarios radicales ni de gobiernos aliados interesados en enredar, tampoco de secuestros y robos que pueden salir bien o mal, sino que poseían, además de unos súbditos que pagan impuestos (muchos) y tasas de forma constante, dos cosas muy valiosas con las que traficar: petróleo y obras de arte saqueadas de los yacimientos arqueológicos tan abundantes en aquella tierra, no en vano la cuna de la civilización.

 

      Nos enteramos entonces de que los yihadistas no eran únicamente radicales autóctonos, sirios o iraquíes, sino que gran parte de sus fuerzas estaban compuestas por extranjeros procedentes de todas partes del mundo. ¿Y qué es lo que motiva a toda esta gente a unirse a unos salvajes terroristas?, nos preguntábamos. No era sólamente su radicalidad, éso lo tienen también multitud de pequeños grupos terroristas repartidos por todas partes, sino que existía otro motivo: el dinero. El DAESH aseguraba a sus combatientes un buen sueldo, muy por encima del nivel medio de los países del entorno. Incluso en los países occidentales, mucha gente desfavorecida procedentes de barrios marginales radicalizados de nuestras ciudades (Ceuta y Melilla, sobre todo, pero también Sevilla, Málaga, Barcelona, Madrid, Valencia....) veía en el EI una forma de salir de una vida sin apenas objetivos ni perspectivas favorables. Según se nos decía, el EI ofrecía un buen sistema sanitario e incluso subvenciones por cada hijo o vacaciones pagadas con viajes de luna miel incluídos para sus combatientes recién casados.

 

      Pues bien, todo eso podría estar empezando a cambiar, si se confirman las informaciones publicadas por la agencia de noticias Associated Press (reportaje). Según los papeles del EI que han podido consultar los investigadores del Middle East Forum, y las confidencias recogidas a un buen número de fugitivos que en número creciente abandonan las ciudades controladas por los terroristas, el Estado islámico atraviesa fuertes problemas financieros que han derivado en fuertes subidas de impuestos y bajadas salariales tanto a combatientes como a funcionarios. Cada vez son más frecuentes los cortes en el suministro eléctrico, el racionamiento de productos básicos y las alzas en los precios de artículos de primera necesidad. Incluso el severo régimen de castigos impuestos por las autoridades parece haber cambiado drásticamente: actualmente los detenidos por la policía religiosa pueden eludir las fustigaciones públicas mediante el pago de una fuerte multa, la libertad de los detenidos puede comprarse por unos 500 dólares y el permiso para abandonar la ciudad de Faluya cuesta unos 1.000. Resulta también llamativo que tanto las multas como tasas e impuestos deben abonarse en dólares, la única moneda con la cual los terroristas pueden acceder a los mercados negros para abastecerse de armas y suministros. Curiosamente, hace apenas ocho meses, en Junio del año pasado, el Estado islámico comenzó a acuñar su propia moneda en un intento por hacer caer la cotización del dólar.

 

      El motivo de este descalabro económico parece ser doble: por un lado el acoso tanto de Rusia como de la coalición internacional está obligando a un esfuerzo bélico que se traduce en que las dos terceras partes del presupuesto total del EI está ya destinado a actividades militares. Por otra parte, el acusado descenso en los precios del crudo está suponiendo un fuerte quebradero de cabeza, agravado aún más por el hecho de que uno de los principales objetivos militares de Rusia y de la coalición internacional sean las instalaciones de extracción, refinado y sobre todo transporte del crudo. En este sentido, cabe recordar que el EI dispone de una flota de más de 1.000 camiones cisterna dedicados día y noche a transportar el petróleo fundamentalmente a través de Turquía, país que ha venido haciendo la vista gorda a este transporte y que empieza por ello a ser visto con recelo por sus aliados de la coalición iternacional. Esta flota ha sido especialmente vulnerable a los ataques, sobre todo procedentes de la aviación rusa.

 

      Y llega ahora la gran pregunta: ¿qué consecuencias puede tener esta debilidad financiera para el EI? ¿es posible que el descontento se traduzca en un levantamiento popular contra las autoridades terroristas? Según los expertos no, al menos a corto plazo, ya que el terror que atenaza a la población es demasiado grande. Sin embargo, sí es de prever que se produzca un paulatino declive que debería ser cada vez más acusado. Este declive se traduciría en deserciones en sus filas, descenso en la incorporación de nuevos combatientes, y como consecuencia de ello un debilitamiento progresivo de sus fuerzas y lógicamente una mayor dificultad para conseguir objetivos de guerra.

 

     Cuentan que en cierta ocasión le preguntaron a Napoleón Bonaparte qué tres cosas eran necesarias para ganar una guerra. La respuesta del pequeño emperador fue "dinero, dinero y dinero". A buen entendedor...

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