¿Y mientras, España qué?
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¿Y mientras, España qué?

Por Manuel Fuentes Márquez

13 mar 2016


            El tiempo sigue pasando, y hace ya casi 3 meses que nuestro voto fue depositado en una urna con la mentalidad y esperanza de arreglar un poco este país intentando hacer que al menos por una vez los políticos se conciencien y aunen fuerzas para demostrar que de verdad les importa la estabilidad de España y sus habitantes. Maldita ilusión...que mal nos has acostumbrado. ¿Cómo pensar que en España esto es posible con el egocentrismo de los representantes políticos? Nos encontramos pues con una situación un poco chocante, donde los 3 partidos mas votados no ven más allá de sus narices.


      La situación se antoja grotesca y soez para todos los españoles que confiamos en la garantía de la Constitución, la cual nos brinda la posibilidad de encontrarnos en un Estado de Derecho, respetar nuestras libertades y asegurar la unidad de la nación y la estabilidad social. El enemigo de estos principios no es otro que Podemos, cuyo dirigente Pablo Iglesias ya a desprestigiado a la Carta Magna, (aprobada y aceptada por todos los españoles en 1978) tachándola con la expresión de "ese papelito impuesto", por no hablar de varios derechos indiscutibles como la libertad de expresión, (cuestionada por él y llevada en este caso a los medios públicos de comunicación) y ya para rematar replantearse el derecho y libertad a la propiedad privada, justificada con " la expropiación para la causa social", añádase también si se quiere el discutir la unidad de España.


      Y ante este desastre que se nos presenta, ¿qué hacen los dos principales partidos? Nada, absolutamente nada. Rajoy quien debería de preocuparse más por este problema que atenta contra el Estado de Derecho en el cual vivimos se planta de brazos cruzados alegando "la falta de apoyos", cuando este nefasto dirigente ni siquiera se ha movido para intentar hablar al menos con Ciudadanos y el PNV para que incluso con dificultad pueda crear algo de estabilidad en este ambiente político tan disgregado. El problema es que piensa que todo cuanto ha hecho ha sido magnífico y no ha errado en ningún momento, pues señor Rajoy, cuando mas de tres millones de votos han dejado su barco para partir hacia el camino que propone Albert Rivera algo pasa.
Rajoy sigue con la idea de que desea gobernar en solitario y para ello sigue atacando a Ciudadanos, sus posibles socios, y dando alas a Podemos... Quizás sea la edad lo que nubla ya la mente de Rajoy, con cuya persona el PP va a la deriva.
Por otra parte tenemos a Sánchez de quien poco puedo hablar por su falsedad o tal vez desconcierto y porque su tiempo en el PSOE está contado y su nueva sucesora Susana Díaz espera acechándole.


         Por su lado Iglesias quizás se encontraba en tal momento de éxtasis tras las elecciones que se vio en el delirio de crear un nuevo Frente Popular. No tardó en querer realizar sus sueños exigiendo de manera descarada y agresiva a Sánchez que le entregara el cargo de vicepresidente, la cartera de propaganda llevada en la televisión y radio pública, mas otras varias... Pero que casualidad que del ministerio de empleo no habló "el partido del pueblo". Y tras estas dos sesiones de investidura al elegir Sánchez a Rivera, fue vergonzoso el espectáculo que dio "Coleta Morada", un recital cargado de berrinches, desprestigios, ataques personales e intentos de llamar la atención como su "intenso y profundo beso de amor".


       El único que parece moverse sin ni siquiera querer ganar algo en su favor es Albert Rivera, quien ha sido el que ha ofrecido su formación tanto a PP como a PSOE para formar gobierno y dar estabilidad al país. Ha sido él y nadie más el único que ha levantado el teléfono y movido los hilos para garantizar el orden constitucional de España, y aunque esto le ha granjeado no pocos enemigos aun intenta llevar a cabo su idea. ¿Nos encontraremos pues ante una sucesión de Suárez, alguien que medie entre las posturas más diversas? Ustedes mismos juzgarán, el tiempo lo dirá.

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Y mientras, Espa

publicada el ( 14 mar 2016 ) por Jorge Braceras Gago
A esperar, Manu, pero no a esperar un político que nos ponga de acuerdo, eso ya no existe ni en los cuentos, sino a esperar otra cosa. A esperar una nueva tarea colectiva que consiga hacernos olvidar las diferencias, a esperar que algo verdaderamente importante y ademas inaplazablemente urgente (que no es lo mismo, aunque a veces se confundan), requiera el compromiso de todos para algo verdaderamente grande. Y por ello no me refiero a formar un gobierno, ésos se forman cada cuatro años sin que cambie prácticamente nada en el fondo (aunque sí, desde luego, en las apariencias). Me refiero a algo grande, algo que vaya a perdurar mucho más allá de una legislatura o incluso de una década, tal vez una nueva forma de organizar el estado, tal vez una nueva constitución, tal vez incluso una nueva revolución en el sentido más estricto de la palabra: algo revolucionario, que consiga darle la vuelta a España y cambiar nuestra forma de ser y de ver el futuro. De esperar no un político, está claro que ninguno de los que padecemos (ninguno, Manu, tampoco Albert Rivera) nos sirve. Ya dijo alguien que ambos conocemos que al mundo no lo han movido nunca más que los poetas, y que desdichado el que no sepa levantar, frente a la poesía que destruye, otra poesía que prometa. Eso es lo que necesitamos, un poeta, un líder capaz de arrastrar a la gente incluso a arriesgarlo todo, un Don Pelayo, un Rodrigo Díaz "el Cid", una Agustina de Aragón, un William Wallace, un Luther King... A esperar una nueva sociedad, capaz de movilizarse, de arrostrar peligros en vez de quedarse idiotizada con el GH 34, lobotomizada con el Sálvame de Luxe, adormecida con el fútbol o parapléjica con los debates. Eso es lo más decepcionante, Manu, no los políticos, de los que creo de verdad que, a estas alturas, ya casi nadie espera nada. Una sociedad sana, comprometida con el futuro de sus hijos. Bueno, y eso ¿cuánto tiempo va a haber que esperarlo? Pues siento decirlo así, pero ni los milagros suceden todos los días, ni cada año nace un líder. Vamos a tener que esperar, y probablemente esperar mucho. Y, mientras tanto, irán capeando el temporal con parches provisionales, tal vez con gobiernos en minoría, tal vez con pactos "de mínimos", tal vez con "cinturones sanitarios"... nada de ello funcionará, pero mientras tanto el momento de cambiar las cosas se irá aproximando cada vez más. Esperemos que no se retrase demasiado.


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