LO EXPLOSIVO "lo mas relevante"
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La economía de la atención
Es toral ponderar las oportunidades y amenazas de la tecnología en relación con la democracia. Aunque determinantes, las redes sociales siguen siendo una herramienta al servicio de la voluntad humana. Al final, su impacto depende de la intencionalidad que los emisores incorporan en la transmisión de mensajes políticos.
24 ene 2018
La economía de la atención
Es toral ponderar las oportunidades y amenazas de la tecnología en relación con la democracia. Aunque determinantes, las redes sociales siguen siendo una herramienta al servicio de la voluntad humana. Al final, su impacto depende de la intencionalidad que los emisores incorporan en la transmisión de mensajes políticos. Los factores del poder delinean, en función de sus intereses, las capacidades y códigos que dictan su uso constructivo o sus modalidades más destructivas. En realidad, lo que el sector tecnológico ha producido son meras plataformas de targetting publicitario. Hoy a las redes se les responsabiliza de todo: desde la desafección con la democracia, la manipulación electoral, la difusión del discurso de odio y, por supuesto, de las campañas de desinformación. De acuerdo con The Economist, Facebook admitió que entre enero de 2015 y agosto de 2017, periodo clave en EU, 146 millones de usuarios habrían estado expuestos a campañas de desinformación de origen externo. Por su parte, YouTube reveló mil 108 videos con lazos a esta misma tendencia. Twitter identificó 36 mil 746 cuentas dedicadas a la desinformación política. Cuando dos mil millones de personas perciben una realidad filtrada a través de sus cuentas en Facebook, la influencia de compañías de tecnología supera muchas veces a la de gobiernos. Pero a diferencia de éstos, sus acciones se guían por un modelo de negocios basado en publicidad y minado de datos de usuarios para la producción de propaganda hyper-teledirigida. Lo relatado en The Economist sugiere un factor clave: Lo que corrompe las redes sociales son los incentivos de la “economía de la atención”, en la cual gana quien domina la verdadera moneda de cambio de la era de la información. La “monetización de la atención”, a través de nuevas fuentes de propaganda inteligente, crea una serie de incentivos negativos. El fundador de eBay, Pierre Omidyar, advirtió que la amenaza para la democracia es precisamente la monetización y manipulación de la información. El negocio es posicionar contenido (verdadero o no) en nuestras pantallas. Miden nuestras reacciones. Saben cómo hacernos morder el anzuelo. Recolectan datos y se adelantan a nuestra atención con algoritmos. La economía mantiene usuarios clickeando y compartiendo. Las nuevas estrategias electorales siguen también esta lógica. Utilizan propaganda participativa que usa datos de los usuarios para teledirigir, repetir y ajustar mensajes. Cualquiera, si quiere moldear opiniones en una demografía, puede producir sus avisos, analizarlos y ver cuál de ellos es más jugoso. A menudo, el material promovido refuerza prejuicios, odios y divisiones. Diferentes partes perciben diferentes realidades. Cada lado escucha una y otra vez que el otro lado no sirve para más que mentir. Esto reduce el espacio para algo fundamental: la empatía y el acuerdo.
BALANCE Desde el sector tecnológico hay mucho que se puede hacer para reescribir el código de la democracia. En lo que va del siglo, Sillicon Valley, en su conjunto, destinó menos de un 0.01% de la inversión en innovación tecnológica para diseños con impacto en el fortalecimiento de la democracia, según Change.org. Debemos ser creativos para mover la aguja en estos temas. Idear nuevas metodologías para la observación de elecciones en el ágora digital. Es urgente crear nuevas normas de uso de la tecnología para la democracia y los derechos humanos. El reto es construir un diálogo positivo en redes sociales, con participación permanente, ética y responsable de la ciudadanía para impulsar el ejercicio efectivo de la democracia. *Secretario para el Fortalecimiento de la Democracia. Los puntos de vista son a título personal. No representan la posición de la OEA.
- AZUL: INTRODUCCION
- NEGRO: CUERPO
- VERDE: CONCLUSIONES
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