El norte de Europa experimentó cambios profundos entre 1450 y 1600. Este periodo se conoce normalmente con el nombre de Renacimiento Nórdico, por su analogía con la revolución en las artes y el saber que surgió en Italia en el siglo XIV. El Renacimiento en el norte de Europa, sin embargo, fue fundamentalmente diferente al de Italia. En su eje se encontraba el desafío a las enseñanzas de la Iglesia Católica que Martín Lutero había suscitado. El debate sobre los principios básicos de la fe cristiana dejó consecuencias perdurables en el arte del norte de Europa, que en muchos lugares abandonó las emotivas escenas destinadas a la devoción y adoptó temas no religiosos, como retratos y motivos mitológicos. Conforme la demanda de cuadros variaba como reacción a estos cambios, los artistas se mudaban de una ciudad a otra en busca de trabajo. La imprenta, inventada en Alemania hacia 1450, hizo posible que los textos y, por lo tanto, las ideas circularan en abundancia. Muchos eruditos adoptaron los planteamientos de los humanistas italianos, quienes regresaron a las fuentes clásicas para explorar la identidad humana. Entre ellos se encontraban Erasmo de Róterdam, cuyas obras sobre lingüística y teología le reportaron fama en toda Europa, y su amigo el abogado, político y pensador Tomás Moro. Los artistas del Renacimiento Nórdico respondieron a estos cambios con obras de gran ingenio, belleza y una destreza técnica soberbia, y crearon varias de las obras de arte más cautivadoras de su época
La influencia del renacimiento italiano alcanzó el norte de Europa a principios del siglo XV, pero esta renovación de la actividad artística y cultural no se basaba en la antigüedad clásica, sino que estaba más bien marcada por un gran interés hacia los seres humanos y su entorno, y a la meticulosa representación pictórica de los detalles naturales. Hablando en general, el interés por el arte antiguo y el conocimiento de la perspectiva lineal no se desarrollaron en el norte hasta el siglo XVI e, incluso entonces, no todos los artistas sacaban provecho de los descubrimientos hechos en Italia.
Durante el siglo XV el hombre ocupó un lugar muy importante en el arte de las regiones de Europa del Norte, tanto por la descripción de los decorados y la escenas de la vida cotidiana como los numerosos retratos.
En esta época se empezaba a conocer el Renacimiento por lo cual se centró en los autorretratos para mejorar la capacidad de dibujar personas y cada vez perfeccionarlas más.
También en el siglo XV se inventaron las pinturas al óleo, esta técnica consistía en diluir los colores en aceite y no en huevo. Los cuadros adquirieron mayor brillo y luminosidad. Esta mezcla se secaba lentamente permitiendo al artista trabajar los detalles por más tiempo
En el Norte de Europa, la edad media terminó más tarde que en Italia. Un siglo después de las primeras señales del Renacimiento en Florencia, los artistas de Alemania o de Flandés (partes de los actuales territorios de Francia, Bélgica y Países Bajos). Aún no habían alcanzado un equilibrio para representar la naturaleza del cuerpo humano.
fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Ludwig_van_Beethoven
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