El primer lugar lo ocupa el mismo de siempre, a pesar de pasar por numerosos problemas en lo operativo y en lo financiero: Pemex se mantiene como la mayor firma nacional, y eso que actualmente registra su menor producción de crudo desde 1981. Pero México sigue siendo una nación petrolera, y la empresa estatal, por volumen de ventas —porque en utilidad neta está en números rojos—, sigue siendo el rey.
Sin embargo, el segundo lugar está cada vez más cerca: América Móvil, la empresa de telecomunicaciones de Carlos Slim —que como Pemex fue una vez un monopolio— está cada vez más cerca del número uno. En 2016 vendió más de 975,000 millones de pesos, frente a los 1,079,545 de Pemex. La compañía que agrupa a Telmex y Telcel conserva casi dos tercios de los clientes, a pesar de la reforma de telecomunicaciones que trata de fomentar la competencia en el sector, y ahora incluso ve cerca el sueño de poder entrar a la televisión de paga.
A continuación viene FEMSA, el conglomerado norteño que crece en los sectores de las bebidas —es la mayor embotelladora de Coca-Cola del mundo—, las farmacias, el comercio —con las tiendas Oxxo— y las gasolineras. El grupo de José Antonio Fernández Carbajal ve ahora una buena oportunidad en esta última actividad, en la que planea llegar a más de 1,000 gasolineras de Oxxo Gas en 10 años.
Otra empresa estatal, la Comisión Federal de Electricidad (CFE), está en la cuarta posición, mientras que los siguientes puestos los ocupan firmas emblemáticas como Grupo Alfa —que incluye a la compañía de autopartes Nemak, la de alimentos Sigma y la petroquímica Alpek, entre otras—, Grupo Bimbo, Cemex, Grupo BAL —que engloba a Palacio de Hierro, Peñoles y Petrobal—, Grupo México y Soriana.
Todas ellas son de familias empresariales que han liderado la economía mexicana por décadas: los Slim, los Garza (Alfa), los Servitje (Bimbo), los Zambrano (Cemex), los Baillères (BAL) y los Larrea (Grupo México).
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