Uno de los negocios más rentables en los últimos tiempos es el del periodismo sensacionalista relacionado con la llamada “prensa rosa”. En las revistas del corazón o en programas de radio y televisión donde intervienen famosos se venden exclusivas millonarias por revelar secretos íntimos, asuntos sexuales o fotografías comprometedoras. Está claro que muchas de esas exclusivas atentan directamente contra el honor y el derecho a la intimidad de algunas personas.
Imagina que tú eres el director de una cadena de televisión y tienes que autorizar o denegar el permiso para la creación de un programa de este tipo. Sabes que la audiencia de estos programas es altísima (y se trata de un asunto importante para los accionistas de tu empresa, ya que los ingresos publicitarios aumentarían), aunque personalmente consideras inmoral el vender secretos íntimos que afecten a terceras personas.
De entre las siguientes decisiones, cuál elegirías y por qué:
– Autorizar el programa, ya que lo importante es conseguir audiencia. Al fin y al cabo eso es lo que desean mayoritariamente los accionistas y son ellos los que te pagan.
– Autorizar el programa, argumentando que eso es lo que la opinión pública desea y, por tanto, se trata de una decisión democrática.
– Denegar el programa por motivos morales.
– Denegar el programa con el fin de crear una imagen de cadena televisiva seria y así captar a espectadores contrarios a este tipo de espacios.
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