La Iglesia sostiene que nadie puede apagar la vida pues Dios la dio y solo Él puede quitarla. La Arquidiócesis de México anunció que todas las personas y las instituciones de cualquier tipo tienen la obligación de realizar acciones que ayuden a conservarla.
La iglesia pide que se haga todo lo posible por ayudar a los enfermos, para esto promueve la donación de órganos para ayudar a que otros sigan viviendo. La Iglesia considera que si el cerebro sigue funcionando no debe considerarse muerta a una persona, aunque haya perdido motricidad y conciencia, “en apariencia”.
En mi opinión, el tema de la muerte programada debe ser meditado y reflexionado más desde el punto de vista espiritual, pienso que hay normas divinas, una ética y una moral establecida por un mundo espiritual en donde todos los debates bioéticos del hombre no tienen cabida en la forma como se concibe actualmente. La moral y la ética humana hoy día se está diseñando y rediseñando solo para satisfacer la conciencia humana.
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