El pasado 14 de febrero se celebró una de las festividades de la que se escribió varios artículos anteriormente en este periódico y que con el paso de los siglos se ha ido convirtiendo en una tradición mundial llamada San Valentín. Esta tradición no solo está dada al consumismo, sino que tiene un origen que para muchos es desconocido.
El nombre de esta tradición proviene de un sacerdote reivindicativo romano del S. III llamado Valentín, que fue martirizado y finalmente decapitado debido a que casaba jóvenes soldados pese a la prohibición de las autoridades romanas y el Papa. A finales del S. V y bajo el nuevo papado del Papa Gelasio I quien quiso cristianizar dicha festividad (celebración pagana de las LUPERCALES) a pesar de las dudas de la iglesia, afirmaba que, debido a sus acciones, tenía que ser reconocido como santo.
Con el paso de los años, se comenzó a relacionar el amor a la figura heroica de San Valentín, forjándose definitivamente la leyenda del patrón de los enamorados. Esta fábula fue evolucionando y adaptando a las costumbres de los diferentes países. Por ejemplo, en Italia, los enamorados salen juntos a un parque, se leen poemas y escuchan música, mientras que, en España, se regalan flores y pasan el día en pareja haciendo lo que más les gusta.
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