¿Cuántos han escuchado alguna vez un insulto hacia Colombia? ¿Cuántos han viajado al extranjero solo para conocer “Un buen país”? ¿Cuántos se enorgullecen de ser colombiano o colombiana? Tal vez, la última pregunta saque a florecer el espíritu nacionalista. Y es que ¿Cómo no sentirse eufórico al nacer en un país tan bonito como lo es Colombia?
¿Cómo no estar feliz al nacer en medio de corrupción, diferencias sociales y una mala organización política? Sencillamente, porque es casi imposible. Los colombianos nos olvidamos del realismo una vez calificamos al país, o somos lo suficientemente negativos como para pensar que no existe ninguna solución, o lo suficientemente optimistas como para creer que nos merecemos el título del país más feliz del mundo.
Seamos honestos, el historial de fallas cada vez se acumulan con más rapidez. Y no me refiero a las numerosas guerras del siglo XX. No es necesario hacer un análisis tan lejano para nombrar errores. Tan solo en el 2016 pasamos la vergüenza internacional de votar en contra del Proceso de Paz; el año pasado inclusive se marchó a favor de la homofobia, no obstante, aparentemente, toda noticia al respecto ha quedado vetada, casi como si hasta los mismos reporteros se sintieran apenados de la intolerancia colombiana. Y ni hablar del 22 de enero del 2017, empezamos año dando dos pasos hacia tras: primero Gustavo Petro prohíbe la tauromaquia y luego el “animalista” Enrique Peñalosa alienta una disputa contra los que supuestamente comparten su mismo pensamiento, porque si, ahora Colombia esta alegremente en temporada de corridas.
Sin embargo, empleamos tanto tiempo enfocados en las ideas equivocadas, que nos olvidamos de las desastrosas sensaciones que Colombia nos ha hecho sufrir. Por qué ¿Cómo no sentirse fastidiado al notar que es un país rico en petróleo? ¿Cómo no aborrecer los escritos de grandes de la literatura como Jorge Isaacs, José María Vargas Vila, José Eustaquio Rivera, Rafael Pombo y García Márquez? ¿Cómo no disgustarse por la asombrosa selva amazónica? ¿Cómo no desanimarse al ver que dos universidades colombianas hacen parte de las diez mejores de Latinoamérica? ¿Cómo no sentirse asqueado al vivir en medio de diferentes etnias? ¿Quién no se ha deprimido estudiando los asombrosos hallazgos de Manuel Elkin Patarroyo, Nelson Saboga y Adriana Ocampo? ¿Cómo no se desalentarse si se crece en medio del cuarto país mas biodiverso? La verdad, quienes ocultan su nacionalidad, tienen toda la razón ¡Qué vergüenza de país!
- Mariana Sarmiento Beltrán
Esta web se reserva el derecho de suprimir, por cualquier razón y sin previo aviso, cualquier contenido generado en los espacios de participación en caso de que los mensajes incluyan insultos, mensajes racistas, sexistas... Tampoco se permitirán los ataques personales ni los comentarios que insistan en boicotear la labor informativa de la web, ni todos aquellos mensajes no relacionados con la noticia que se esté comentando. De no respetarse estas mínimas normas de participación este medio se verá obligado a prescindir de este foro, lamentándolo sinceramente por todos cuantos intervienen y hacen en todo momento un uso absolutamente cívico y respetuoso de la libertad de expresión.
No hay opiniones. Sé el primero en escribir.