madrid. La conversación telefónica entre Mariano Rajoy y Donald Trump del martes por la noche no se limitó a las generalidades reseñadas en el comunicado emitido por la Moncloa. El presidente de Estados Unidos reclamó al jefe del Gobierno español un aumento de los gastos de defensa para que el grueso de los presupuestos de la OTAN no recaiga casi en exclusiva sobre las arcas norteamericanas.
El problema, y la probable razón de que la Presidencia del Gobierno obviara el asunto, es que es un punto de frición. Trump quiere que sus socios europeos en la Alianza Atlántica destinen el 2% de su PIB a gastos militares para que incrementen su aportación a la organización. España asignó al capítulo de defensa en los Presupuestos de 2016 el 0,9% del PIB, y no tiene intención de incrementar esa partida, según anunció la ministra de Defensa, Dolores de Cospedal, en la comparecencia en el Congreso para explicar los objetivos de su departamento. España es el antepenúltimo país de la Alianza en gasto militar, solo tiene detrás a Luxemburgo con el 0,4% del su PIB, y Bélgica, el 0,85%.
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