UNA TRADICIÓN DESDE GALEANA NUEVO LEÓN: “LA DANZA DE LOS VIEJOS CHICALEROS”

En el municipio de Galeana Nuevo León se ha llevado a cabo por más de 250 años, la tradición de los viejos chicaleros, siendo su origen en el Ejido San Francisco de los Blancos, actualmente también se le puede ver en La Laguna de Labradores, El Derramadero, Ejido 18 de Marzo y San Rafael, del mismo municipio.  En esta  fiesta participa toda la comunidad, que año tras año se prepara para celebrar con la gente que los visita desde diferentes lugares.

La palabra “chicaleros” deriva del vocablo “chical”, que hace referencia a un platillo elaborado con elote, chile colorado y algunas especies, que se acostumbra comer en el estado de Nuevo León. Para prepararlo el elote se pone a secar, y una vez seco se desgrana; los granos se remojan, y se muelen en un metate, para luego guisar la pasta con los ingredientes mencionados.

Esta tradición se realiza en semana santa, iniciando el día miércoles y culminando el sábado de gloria. Durante estos días los “chicaleros” danzan, con un vestuario peculiar, encima de su ropa común se ponen otra hecha de ixtle, amarrada con mecate, usan un chicote, pero lo más importante es que llevan una máscara elaborada de diferentes materiales como piel de animal, madera, lamina y hule, que utilizan para no ser reconocidos, incluso entre ellos las intercambian para ocultar con mayor seguridad su identidad.

Los personajes que participan en esta danza son los “viejos chicaleros”, que son desde niños, adolescentes y adultos, no hay un número especial, porque participan todos los que gusten, “la vieja chicalera” que es un hombre vestido de mujer, Federico que es un mono hecho de trapo que en el último día lo queman.

Esta festividad termina con la danza y ritual donde los “chicaleros” piden agua para sus cosechas, la quema de Federico y la tradicional boda de la “la vieja chicalera” con algún hombre que visitó el ejido. Para culminar cada uno de los “chicaleros” es mencionado para revelar su nombre e identidad, algunos acostumbran a arrojar su máscara, chicote o algún accesorio de su vestuario.

 Leslie J. Vitela Mendoza