Ya no se trata de un falo como el edificio del costanera center sino que de un pene digital social, que se inmiscuye por los rincones de la ciber web para vendernos, cosas y (que miedito decirlo, capaz que me estén sapeando en este momento el compu) para que nos vendamos, para que nuestras cuerpas se vuelvan bienes de consumo, para que hagamos un catálogo de nuestras virginidades EEEEEE
Shile, porque si tengo que pensar en Chile como un país, prefiero verlo como lo que en realidad es. Y no escribo Shile para menospreciar, sino que lo hago para hacer un relato más fidedigno, con más alma, más cuerpo, más cercano.