“The Rolling ThunderRevue”, un pacífico documental del rock & roll descontrolado
MORDISCO

“The Rolling ThunderRevue”, un pacífico documental del rock & roll descontrolado

El film es de Martin Scorsese y registra una anárquica gira de Bob Dylan junto a muchos músicos conocidos por el interior de los EE.UU. Pueblo chicos ,teatros igualmente pequeños ,localidades que no los conocían y una vida errante, en ómnibus precarios,con la fuerza de un torbellino creativo sin ningún tipo de limites.

Pablo Kulcar | 13 oct 2019

 

Scorsese vuelve sobre Dylan para contar la locura de la "Rolling ThunderRevue", gira musical realizada entre 1975/76.  El documental desde el jueves 12 está a la vista en la cadena Neflix. Aquella experiencia, Dylan la pensó como una expresión cultural de la contracultura resistente a los postulados sociopolíticos de los EE.UU de aquella época. No es una comedia musical, ya que contaba en su versión original con escenas teatralizadas que respondían a momentos creativos, a veces abstractos o psicodélicos, que los propios músicos ideaban .Hay escenas que no están en el documental donde Dylan y Joan Baez improvisan secuencias que intentan ser actorales y tener algún sentido reconocible. El músico la comparo a la  Comediadell´arte italiana del siglo XVI y sus grupos itinerantes, que recorrían los pueblos llevando una mezcla de música, teatro y circo.

 

Dylan hizo un espectáculo pensado para salas pequeñas, intentando recrear el sentimiento de artistas pueblerinos recorriendo ciudades de la costa Este de los Estados Unidos y de Canadá, y en el que, si bien obviamente él era número central, actuaron músicos como Joan Baez, Joni Mitchell, Roger McGuinn (líder de TheByrds), el cantautor folk Ramblin´ Jack Elliot y guitarristas como MickRonson y T-Bone.

Bob Dylan había publicado unos meses antes una de sus obras maestras, BloodontheTracks, y venía de concretar en 1974 una mega gira en grandes estadios con “”The Band como banda acompañante, luego de su exilio interior iniciado en 1966.

 

Así concebido, este nuevo espectáculo colectivo era su respuesta al gigantismo, a las puestas en escenas marquetineras, sin esa construcción artesanal de la música, tan cercana a la gente  que brilla en pequeños estadios y clubes, reviviendo algún tipo de ceremonia o comunión de un espíritu rebelde que busca canales de expresión. Los lugares eran pequeños, así como el escenario .Allí se subían casi 15 personas a tocar, mientras otras 15 estaban tras bambalinas. El show tenía calidad artística y sobre todo una comunión entre los que lo hacían. Todos comían y bebían en cantidad, lo que lo hacía poco rentable. Se relacionaban ocasionalmente con solo algunos lugareños .Eran muchas veces solo desconocidos o solo nombres alguna vez leídos en alguna revista o periódico .Terminaban la jornada entrando en todos en los corazones de miles de jóvenes que quizás apáticos, se mantenían lejos de esa cruel realidad rockera.


 

 

Su nombre no aparecía en los afiches ni en las entradas, estas costaban 8,50 dólares, y cada show se anunciaba pocos días antes de concretarse. En escena Dylan, presentaba con su rostro maquillado, en una oportunidad se ve a Joan Báez disfrazada de él, en una mimetización que intentaba llamarle la atención al propio Dylan. Este llegó a salir a escena con una máscara, explicando en el film que “alguien con una máscara no te va a mentir, no lo necesita”. La idea era hacer un film que incorporara escenas sin un guion fijo sino a sugerencia y estimulo de lo que allí pasaba en ese momento a alguno de ellos (Dylan o los más cercanos)

 

La marcha fue una seguidilla de colectivos que recorrieron las rutas del Noreste del país. Un arrebato teatral en su mejor intención expresiva. Alquilaban pequeñas salas bajo un seudónimo. Una semana antes del recital, los campus universitarios locales eran invadidos por hombres que repartían volantes y las entradas se ponían a la venta por el boca a boca. Allí puede verse a jóvenes estadounidense que no conocen muy bien al cantante, que se ven sorprendidos y solo la curiosidad pareciera movilizarlos. Larry "Ratso" Sloman, que cubría la anárquica gira para la profesional  revista Rolling Stone, contó que los editores le exigían datos sobre ingresos,gastos y demás extravagancias para publicar.El periodista sin embargo mimetizado con el concepto de la misma, contestaba con una mirada romántica y utópica del viaje,  casi con un relato  sobre líderes de un apocalipsis que se construía y destruía cada noche

 

El autobús al menos para lagunas tomas lo manejaba el propio Dylan, se sumaron entre otros el poeta Allen Ginsberg, quien comenzaba los conciertos leyendo su poesía  y también Sam Shepard, encomendado a escribir un guion para la película que documentaría la aventura. Algo que nunca sucedió, pero que sí dio lugar a un interesante libro de relatos, Rolling Thunder Logbook, que Shepard publicó originalmente en 1977.

"Inicialmente me contrataron como escritor para trabajar en una película que proyectaban (…), pero ese papel quedó rápidamente disuelto en el fondo y fue sustituido por una situación mucho más valiosa. Me encontré metido en medio de toda aquella gente en marcha colaborando en un torbellino de imágenes e ideas cambiantes", escribe en la introducción.

El libro compila más que escenas pinceladas de lo que a Shepard le parece relevante, pedazos de un derrotero que transita la locura, el desorden, la improvisación pero que rescata constantemente lo colectivo .A pesar que llueven desencuentros, violencias, enojos y desconsuelos por otra parte la lírica del autor americano, le infunde a la historia detalles de poesía en un equilibrio entre la melancolía del perdedor y la esperanza del soñador, que el escritor maneja al dedillo

Leer a Sam Shepard es una experiencia digna de la época,los climas son oscilantes, la tragedia amenaza a la vuelta de cada página pero lo cotidiano del más pequeño hecho de compañerismo o el sentimiento de empatía, resuelve situaciones al borde de la desintegración.

gira de Bob dylan y otros en el año 1975

En el prólogo del mismo libro,  Bone Burnett escribió: "Nos divertíamos más de lo que permite la ley. Mucho más. Había escritores con talento por todas partes. Era un autobús repleto de músicos, cantantes y pintores lanzado a toda marcha a altas horas de la noche, alimentados con porros de Colombia y otras cosas, haciendo una película, escribiendo canciones y tocando, las noches en que encontrábamos la combinación justa, eran unas de las piezas de rock and roll más incendiarias, intensas e inspiradas de antes o de después, tocábamos sobre todo las canciones de los dos grandes álbumes de Dylan, quien estaba casi constantemente en un estado alterado".

La nueva película lleva en su título el nombre de la gira pero además agrega "una historia de Bob Dylan por Martin Scorsese". No es un mero documental de una gira que pasó a la historia, a cargo de una estrella de rock imperecedera. Es más bien una crónica cinematográfica de autor, sobre un particular momento en la vida y obra de esa estrella de rock imperecedera.

 

El Documental de Scorsese exhibe  el arte de un director que como un ojo omnisciente, merodea por allí con la solo intención de ver de qué se trata, un truco de la cámara, que parece ligera, despreocupada e incluso indescriptible con el retrato del propio Dylan y su mundo. Pero en esos ojos celestes del cantante y en reportajes en tiempo actual, logra el acercamiento de la lente a los motivos de una leyenda, de su hermetismo y su compromiso con la palabra, aquella que en tonos musicales nos transporta y nos representa. Logra aproximarse a su interior como solo lo puede hacerlo un maestro narrador. El material fílmico registrado en su momento arriba, abajo y detrás del escenario es la columna vertebral de los relatos.

En las entrevistas posteriores a los hechos,  los sobrevivientes recuerdan como un rompecabezas solos diferentes fichas, que si las juntamos no forman nada. Esas son las propias palabras de Bob Dylan para definirla. “Nada no hay nada más que lo que fue, pero de manera diferente”. Y a medida que los testimonios se vuelven borrosos, también lo hace la narrativa de la película. Esta se vuelve esquiva, ambigua, misteriosa. Pero siempre se mueve hacia adelante, a ritmo rockero, poético, a la velocidad que aquellos buses viejos podían alcanzar.

 

Apenas iniciada la película, el propio Dylan ,entrevistado en 2017,se enfrasca en una especie de discusión con su entrevistador, sobre como definir de aquella gira, se sincera diciendo lo poco que se acuerda de todo eso y concluye que lo único que quedó fueron "cenizas". En un momento haciendo honor a su historia aclara "estoy tratando de llegar al núcleo de lo que se trata esta Rolling Thunder ¡Y no tengo ni idea porque se trata de nada! Es solo algo que sucedió hace 40 años, y de eso se trata. No recuerdo nada de Rolling Thunder. Sucedió hace tanto tiempo que ni siquiera había nacido".

Durante dos horas y pico de duración, se suceden varias vibrantes interpretaciones en vivo en donde a Dylan se lo ve teatral, enérgico y contundente como pocas veces (antes y después). Brilla con esa pulsión en cada una de sus apariciones.Momentos que no suceden sobre el escenario contribuyen al mito y la intriga de la que se nutre el rock and roll. Una jovencísima Patti Smith en una de sus primeras performances poético-rockeras en un bar de Nueva York. Dylan y Ginsberg visitando la tumba de Jack Kerouac en Lowell, Massachusetts. Joni Mitchell pasándole los acordes de "Coyote" a Dylan y Roger Mc Guinn.

El encuentro en la cárcel con el boxeador Rubin Carter y la historia detrás de la canción "Hurricane”, es sin duda uno de los puntos más políticos. El boxeador negro injustamente acusado de homicidio, está preso y allí es a donde Dylan lo visita para luego escribir su historia y darla al norteamericano medio, que comienza a hacerla propia.

La lista de acontecimientos podría continuar, pero la película no lo hace, es como dijimos solo un  recorte, subjetivo, ambicioso, lleno de vida y expresión, un acontecimiento del que el propio Bob Dylan dice solo quedan residuos. No hay muchos más recuerdos, pero la convicción que fue importante para todos aquellos que viajaron en esos colectivos itinerantes, subieron y bajaron, en pueblos, alejados y desinformados, haciendo del rock esa misa religiosa de encuentros deshilachados, casi todos locos, y desde el rock irrepetibles e imborrables .El film es una retrospectiva de lo que fue una década, en excesos e intensidad, de cara a una sociedad  a veces asustada y otras exultante. Son una brisa que recorre la casa de jóvenes adolescentes y no tanto, de muchachos que están a la espera, estáticos y como un reguero de pólvora esparcida, esperan el fogonazo que encienda la mecha.

 

 

 

 

Temas relacionados:

Opiniones de este contenido

Esta web se reserva el derecho de suprimir, por cualquier razón y sin previo aviso, cualquier contenido generado en los espacios de participación en caso de que los mensajes incluyan insultos, mensajes racistas, sexistas... Tampoco se permitirán los ataques personales ni los comentarios que insistan en boicotear la labor informativa de la web, ni todos aquellos mensajes no relacionados con la noticia que se esté comentando. De no respetarse estas mínimas normas de participación este medio se verá obligado a prescindir de este foro, lamentándolo sinceramente por todos cuantos intervienen y hacen en todo momento un uso absolutamente cívico y respetuoso de la libertad de expresión.




 No hay opiniones. Sé el primero en escribir.


Escribe tu comentario
* Datos requeridos
Título *
Contenido *
Tu nombre *
Tu email *
Tu sitio web
 
Te recomendamos...
KAMAKLOGISTIC
https://press.parentesys.com/2392/
Noticias La Hontanilla
https://press.parentesys.com/19930/
Mi Periódico Digital
https://press.parentesys.com/1/
ECOVANGUARDIA
https://press.parentesys.com/3745/
Aquatic World
https://press.parentesys.com/3402/