Cronica de viaje en Puerto Rico

La decisión de iniciar este viaje de 7 días no fue tomada hasta una semana antes de partir. Existían dudas entre subir a Canadá desde Connecticut o bajar a Puerto Rico. El sol y el ambiente caribeño hizo que la balanza fuese a su favor.

Durante esa semana miré los lugares que más me interesaban de Puerto Rico y reservé un hostel en San Juan y un par de Airbnbs por la isla.

El 12 de Abril inicié camino hacia el aeropuerto JFK de Nueva York para coger un vuelo a Puerto Rico a las doce de la mañana.

Nada más llegar, cogí un taxi para que me dejase en mi hostal de San Juan, capital de Puerto Rico. Nunca había visto un taxi que pareciese una discoteca por dentro, con asientos de terciopelo atigrados y luces de colores cambiantes a ritmo de una buena salsa.

Dejé mi mochila en la habitación y me dispuse a caminar hasta el casco histórico de San Juan. El recepcionista me dijo que no había autobuses ese día y que lo mejor era que el me llamase un taxi. La intuición me dijo que no hiciese caso y echase a caminar.

Llevaba menos de un kilómetro caminando cuando vi una parada de autobús y pregunte a dos señoras si pasaría algún autobús hasta el centro y así fue. Fui acompañada por aquellas maravillosas señoras que me recomendaron por dónde empezar mi visita al casco histórico y me acompañaron un tramo hasta el Castillo de San Cristobal.

Después de una visita al castillo estuve caminando por la plaza de Colón y todo le casco histório de la ciudad caminando por sus calles de adoquines aún con estilo colonial.

De camino al museo de historia escuche música y jolgorio en una zona baja cerca de la playa y decidí cambiar mi rumbo y adentrarme en La Perla, el barrio menos recomendable para los turistas en Puerto Rico por su alta criminalidad.

Bajé unas escaleras y descubrí un festival callejero con música en vivo y muchas cervezas. Allí conocí a una familia de puertoriqueños los cuales me invitaron a cenar con ellos en Isla Verde, a las afueras de San Juan.

Cambiando los planes radicalmente me encontré cenando con una familia completa de gente local, incluyendo dos matrimonios, sus respectivos cuatro hijos por pareja y la matriarca de la familia. El menú en sitio de lo más local incluía Mofongo, la comida más típica de Puerto Rico.

Conectamos tan bien que se ofrecieron a llevarme al día siguiente a mi próximo destino, Luquillo. De esta manera volví a cambiar mis planes una vez más y cancelé el taxi que me iba a cobrar 50 dólares por llevarme hasta allí.

Al día siguiente, 13 de Abril, me recogió uno de los matrimonios con sus cuatro hijos a las 10 de la mañana. Me enseñaron toda la costa de San Juan a Luquillo y pasamos un día espectacular en las playas con los niños. Hicimos una barbacoa en Playa fortuna y a la tarde me dejaron en mi destino, Luquillo.

Allí me esperaba el dueño de mi Airbnb, Josep, un hombre entrañable. Nos saludamos y le dije que iba a ppasearme ppor la playa de Luquillo, ya que aún no había visitado nada allí.

Caminando por la segunda playa de Luquillo conocí a otra familia de puertorriqueños, los cuales me invitaron a ir a cenar con ellos a Fajardo con la promesa de que me devolverían a mi Airbnb.

Llegamos a una casa con jardín en la cual habría por lo menos veinte personas, todas familia. Cocinaron Arroz caldoso de marisco y me trataron como a una más. No podía creerme las experiencias que estaba viviendo con a gente local. Comiendo smarisco y bailando en el jardín acomañado siempre de una buena cerveza fría.

Al acabar la noche, un joven de la familia se ofreció a llevarme de vuelta a Luquillo, donde por fin pude descansar un poco.

A la tarde siguiente, debido a que tuve que dormir toda la mañana tras la fiesta del día anterior, Josep me hizo un súper tour gratuito por El Yunque National Forest. Caminamos hasta la cascada de La Mina y me conversó toda la flora y la fauna de ese maravilloso bosque tropical.

Tras nuestra excursión nos dirigimos a Fajardo, ciudad donde salen los ferris a las islas cercanas que pertenecen a Puerto Rico y donde pude comer, una vez más, comida típica de la ciudad con Josep.

Mi tercera noche la pasé en Fajardo, en el Hostel el Collage, donde conoci a Matt, una chica de Amsterdam que residía en Los Angeles y también viajaba sola.

A la mañana siguiente, ya 15 de Abril, nos dirigimos Matt y yo a coger nuestro ferri rumbo a Vieques, una maravillosa isla con playas paradisiacas. Durante nuestra travesía en ferri conocimos a dos chicos estadounidenses los cuales se iban a alojar en el mismo hostel que nosotras, Lazy Hostel.

Al llegar a Vieques, compartimos un taxi hasta nuestro destino, donde alquilamos dos motos para poder recorrer la isla los cuatro juntos.

Fueron dos días cargados de paisajes paradisiacos, culturas diferentes y fiesta, mucha fiesta. Nuestro hostel era solo de gente joven y durante la noche salíamos todos a  bailar salsa a los garitos de alrededor.La mejr excursión que realizamos fue la ruta en kayak por la noche para ser testigos de la bioluminescencia en Vieques, un espectáculo que no puedes morirte sin haberlo experimentado antes.

El 17 de Abril, Matt y yo tomamos rumbo a Fajardo, donde nos recogió Josep y nos llevó hasta San Juan, ya que esa misma noche las dos volábamos a Estados Unidos de vuelta.

A primera parada fue Luquillo, de donde volvimos a subir al Yunque para que Matt lo visitase antes de poner rumbo a Estados Unidos. Tras una larga caminata en el Yunque, nos relajamos en la playa de Luquillo y pusimos rumbo a San Juan.

En San Juan, Josep nos presentó a su hijo y su pareja, con los que estuvimos todos juntos cenando y tomando mojitos en San Juan hasta que tuvimos que marchar al Aeropuerto.

Fueron seis días de viaje sola en los que no estuve sola en ningún momento en un país maravilloo con gente maravillosa.