Viajar solo es un placer que pocos se atreven a experimentar

Viajar sólo es algo que no mucha gente se atreve a hacer. Familiares y amigos te preguntan cosas como: ¿Pero vas tu sola? ¿Pero no te da miedo? Todo está lleno de peros, y las respuestas son sencillas para alguien que disfruta viajando solo: No voy sola, voy conmigo misma y miedo me da el no viajar.

El miedo es el factor principal que impide a la gente vivir una aventura en soledad. La mayoría de las personas no van solas al cine, ni salen a un restaurante solos a cenar. No saben lo que se pierden.

Cuando decides viajar solo empiezas a hacer todas esas cosas que en tu ciudad no harías sin compañía, y descubres que es una experiencia reveladora, el estar consigo mismo.

Tú eres dueña de todas las decisiones sin depender de nadie más. Si te apetece tomar ese desvio para pararte a ver algo que acabas de ver en el maps, lo haces. Si te apetece comer sushi esa noche, lo haces. Si te apetece quedarte una noche más en un pueblo que te ha enamorado, lo haces. Si quieres ir a hablar a ese grupo de personas que están al otro lado de la barra, lo haces. Todo esto sin depender de las preferencias o las ganas que tenga otra persona. Tú eres la duela y señora de tu tiempo y tus decisiones y eso es algo que pocos han experimentado.

Otra de las cosas que la gente no sabe si no ha viajado sola es, que en verdad nunca estás sola. Te sientes más abierta a conocer gente, acercarte a hablar y a descubrir la cultura de otro lugar de una manera mucho más cercana. Siempre encuentras viajeros con los que compartir una parte de tu viaje con mayor facilidad si vas sin acompañante y finalmente concluyes realizando un viaje en el que no has pasado más de medio día solo si así lo has decidido.

Que se acaben los peros y los miedos. Disfruta de ti mismo y de tu tiempo y viaja solo para descubrir el mundo y descubrirte a ti mismo.