Harto de la contaminación que generan las colillas, el Ayuntamiento de Barcelona ha anunciado esta primera semana de enero que se triplicará las multas para todos aquellos que sean pillados in fraganti lanzando los restos del cigarrillo al suelo. A partir de febrero de 2020, la sanción por el gesto de incivismo pasará a costar de 100 a 300 euros. Para descubrir a los infractores, se reforzará la plantilla de policías antitabaco, que recorrerán las calles de la ciudad de Barcelona.
No solo se tiene en cuenta los peatones, si no que a ellos se suman los conductores.
Para que sea más difícil poner excusas por parte de los ciudadanos, eta nueva ley irá acompañada de la instalación de más ceniceros urbanos y de varias campañas de concienciación.
En 2020, Barcelona, además, impondrá nuevas prohibiciones: Los paquetes de tabaco deberán diseñar sus paquetes a uno neutro, sin fotografías (o con fotografías de concienciación), y menos atractivo. Esta es una ley que ya han llevado a cabo otros países como Canadá, Alemania. Además, se prohibirán los cigarrillos de distintos sabores, como los de fresa o menta, ya que tienen un gran componente de marketing y son solicitados principalmente por los más jóvenes.
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