El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ambos imputados –uno en pleno juicio de abuso de poder frente a su Congreso y el otro acusado de corrupción– y ambos ante unas próximas elecciones, presentaron ayer el anunciado «plan del siglo» para el conflicto en Palestina.
El plan da satisfacción a prácticamente todas las demandas del sionismo israelí, lo que fue avalado por Netanyahu tras la intervención de Trump.El texto contempla que Jerusalén sea la capital «indivisible» de Israel y reconoce la anexión de las colonias judías en Palestina, aunque plantea un Estado palestino que, según el mapa desvelado poco después por la Casa Blanca, se convierte en unos reducidos cantones rodeados por Israel.
«Bajo esta visión, Jerusalén seguirá siendo la capital indivisible de Israel», señaló Trump, que añadió que «esto no es importante, porque ya lo hice para ustedes», agregó, en referencia a su reconocimiento de la ciudad como capital de Israel en 2017.
Aun así, aseguró que prevé un Estado palestino con capital en «áreas de Jerusalén Este», lo que apunta a la idea de una zona en los márgenes de la ciudad.Trump manifestó que el plan contempla que el territorio palestino «sea de más del doble que ahora» y aseguró que «ni israelíes ni palestinos tendrán que abandonar sus casas».
Traducido en el mapa, el territorio palestino queda notablemente mermado y reducido a una serie de cantones aislados entre 13 colonias israelíes. El plan añade territorios junto a la frontera egipcia y conecta Gaza con Cisjordania a través de un túnel.
Pero reserva a Israel el valle del Jordán, que constituye alrededor del 30% del territorio de Cisjordania, y el control de todas las fronteras, lo que deja a los palestinos un territorio contenido dentro de Israel, con excepción de Gaza, lo que para Trump es necesario «para que los israelíes se defiendan a sí mismos por sí mismos».
«Esto nos dará una frontera oriental permanente para defendernos», afirmó Netanyahu al confirmar la anexión del valle del Jordán, que la ONU ya ha advertido que vulnera el derecho internacional. El presidente estadounidense agregó que el llamado por él «acuerdo del siglo» reconoce la autoridad israelí sobre los asentamientos –considerados ilegales por el Derecho Internacional–.Trump dio un plazo de cuatro años a los palestinos para que se adhieran a su iniciativa como base de la negociación con Israel que, durante ese tiempo, «mantendrá el statu quo» y no aumentaría sus colonias.
Ni cuatro horas tardó Netanyahu en anunciar el comienzo del trámite legal para la anexión de parte de Cisjordania. Si su presencia en la Casa Blanca no fuera suficiente para confirmar que el plan satisface las pretensiones de Israel, el primer ministro israelí realizó un encendido elogio de la propuesta estadounidense, sobre todo por «una Jerusalén unida bajo soberanía israelí» y la anexión del valle del Jordán, así como por la desmilitarización de un eventual Estado palestino.
Igualmente, indicó que los refugiados palestinos «no tendrán derecho a volver a Israel», es decir al territorio del que fueron expulsados.Y añadió que «los palestinos tendrán que «reconocer a Israel como Estado judío».Pese al sesgo sionista del plan, Trump sostuvo que sería la base para las negociaciones directas entre israelíes y palestinos en caso de que ambas partes lo acepten como punto de partida. Trump considera que con este plan Estado Unidos «ha hecho mucho por los palestinos», a los que dice que «podría ser la última oportunidad que tengan».
A la vez, les prometió una «inversión masiva» de 50.000 millones de dólares en el nuevo Estado palestino, con anuncios de un millón de empleos y desarrollo económico.
El embajador estadounidense en Israel afirmó que Israel podía empezar ya a anexionarse las colonias sin esperar, lo que el Gobierno sionista hizo, al comenzar a preparar los textos legales.
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