Se estima que cerca de 152 millones de niños y niñas están trabajando en el mundo, explotados, denigrados y expuestos a trabajos potencialmente peligrosos que pueden dañar su salud. Algunos recogen en los vertederos latas, aluminio, cartón o plásticos para venderlos, son los llamados recicladores.
Juan David es uno de ellos:
Empezó a trabajar a los 6 años para poder cuidar de sus hermanos. Al principio con una serie de proyectos y talleres hasta que entró en una empresa. Podía ganar siete u ocho mil pesos al día con los que compraba comida y leña para cocinar porque en su casa tampoco había luz.
Logró dejar el trabajo infantil empezando a ir a formarse a una escuela extraoficialmente. Su vida se limitaba a cuidar a sus hermanos pequeños y apenas salía. Juan David explica que las bandas criminales intentan siempre trabajar con niños porque antes de los 14 años no son responsables penales.
Ahora, a sus 19 años, Juan David estudia Derecho en la Universidad Autónoma Latinoamericana. Quiere ser defensor de derechos humanos y especializarse en el área de familia para trabajar con los jóvenes. El joven cree que “todo empieza desde el hogar” y que es necesario trabajar en la calle para evitar que los niños caigan en la droga y sean atraídos por los criminales.
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