PSICOLOGÍA “SANITARIA” ¿Es que hay otra psicología?
La tasa de psicólogos sanitarios en España por 1.000 habitantes es de 0,55. De más de 70.000 profesionales, apenas 25.000 tienen habilitación sanitaria.
La proporción es absolutamente ridícula, máxime cuando se trata de una de las carreras en auge. ¿Por qué entonces nos encontramos con cifras tan bajas? La respuesta les sorprenderá.
La regulación de la psicología en España está plagada de enormes intereses económicos, removidos por grupos de presión minoritarios que poco o nada tienen que ver con la búsqueda del bienestar social y la estabilidad emocional de la comunidad.
España es uno de los países europeos con menos tasa de psicólogos por habitante, como queda en evidencia con la cifra señalada, que contrasta enormemente con el anormalmente elevado de consumo de ansiolíticos y antidepresivos. En esto también vamos a la cabeza, con millones de personas enganchadas a los fármacos psicotrópicos.
La carencia de profesionales en salud mental se está sustituyendo con la prescripción de medicamentos que, entre otras cosas, pueden generar una enorme variedad de efectos secundarios catastróficos, además de dependencias de las que es muy difícil escapar. Buen negocio para algunos, malo para la mayoría.
La cuestión es que el número de psicólogos sanitarios y clínicos se mantiene en cotas insultantemente bajas gracias, entre otros factores, a elementos internos dentro de los propios colegios profesionales, universidades y grupos de presión, que han decidido colaborar en la implementación de una regulación del título de grado y de la profesión que raya lo ridículo.
A un graduado o licenciado en psicología, que ha superado sus créditos en base a la mención clínica, se le reconocen las siguientes competencias:
· Identificación de conceptos y marcos históricos fundamentales para la formación en psicología.
· Definición de metas de la función a realizar en el ejercicio profesional.
· Evaluación psicológica, psicodiagnóstico y peritaje.
· Identificación de las características relevantes de los individuos, grupos, organizaciones y los contextos en que se encuentran a través de los métodos propios de la profesión.
· Desarrollo de productos y servicios a partir de la teoría y los métodos psicológicos.
· Intervención psicológica; prevención, tratamiento y rehabilitación.
· Evaluación de programas, intervenciones y servicios.
Según el suplemento europeo, la titulación en psicología bajo la mención clínica, capacita para el abordaje científico del comportamiento humano, el análisis de los procesos y relaciones en los grupos sociales, así como el diseño y realización de actividades, orientación, diagnóstico, prevención e intervención relacionada con los trastornos comportamentales que influyan en la salud.
Pero sorpresa; una vez has acabado la carrera, te anuncian que el título no es “profesionalizante”. ¿Cómo? ¿Qué diantres quiere decir eso? Pues que ahora tienes que pasar por la criba del volumen de tu cartera. A más dinero, más posibilidades de poder ejercer con habilitación sanitaria.
Para acceder a este cribaje, el estudiante egresado ha de matricularse en un master “habilitante”; el famoso Master General Sanitario. Pero ¿qué es y qué aporta?
El Master General Sanitario es un estudio de post grado que, como el propio COP ha llegado a reconocer, no aporta absolutamente nada nuevo a lo ya cursado en el Grado a través de la Mención en Psicología de la Salud e Intervención en los Trastornos Mentales y del Comportamiento. A nivel académico tiene enormes inconsistencias y una patente falta de funcionalidad. Y eso no es lo más grave; este estudio complementario es un producto “elitista”, reservado solo para los afortunados que pueden pagar las desorbitantes tasas de las universidades privadas, que rondan entre los 10.000 y 15.000€, o aquellos que tienen el tiempo suficiente para esperar las exiguas plazas de la pública, que rondan la media de 4.500€ por un año de estudio, llegando a demorarse la inclusión del estudiante en 3 años. Así pues, el sesgo económico que representa esta titulación, no solo es inmoral, sino que raya la
inconstitucionalidad, por no decir que simplemente “defeca” sobre la norma básica de igualdad de trato y derecho a la promoción profesional.
Hay otra manera de habilitarse: El PIR.
La residencia hospitalaria (PIR) es aún más sangrante. Para empezar, el Estado Español saca anualmente un número absolutamente ridículo de plazas (130), por debajo incluso de las que existen para el Master Sanitario, que apenas sirven para cubrir las bajas por jubilación, defunción o enfermedad. El sistema adolece de profesionales, que generan listas de espera de 3 o 4 meses para consultas de 15 minutos, lo que en sí mismo representa una violación flagrante de código deontológico de la profesión, ya que dudo mucho de la eficacia de estos programas. De hecho, las consultas privadas están llenas de personas frustradas por la deficiente atención estatal.
Las plazas para el PIR son tan escasas, que requiere la inclusión en academias de preparación durante una media de 3 años y el pago de decenas de miles de euros, todo para someterse a un examen teórico bajo un paradigma que está desfasado en la mayor parte de los países de nuestro entorno. El despropósito es mayúsculo.
La cuestión es que esta élite económica ha decidido destrozar los estudios de grado en psicología, convirtiéndolos en papel mojado, y dando al traste con el futuro, las ganas y las esperanzas de miles de profesionales que no disponen de créditos bancarios o papás con altos ingresos.
Aún así, los psicólogos y psicólogas siguen formándose en estudios de postgrado alternativos, avalados por la UE, pero que no contentan a los especuladores de la clínica.
La cosa es así: la tarta de los servicios psicológicos mueven miles de millones anuales en todo el territorio nacional. Y hay algunos que quieren que se reparta entre muy poquitos, a poder ser, bajo un sesgo de clase social.
Mientras tanto, la población sufre. ¿A quién le importa? Atrévanse a responder.
Mario López Sánchez
Psicólogo
Miembro Fundador de la “Asociación Española de Psicología General”
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