El término globalización económica es utilizado para referirse al proceso de creciente interdependencia económica del conjunto de países del mundo, provocada por el aumento del volumen y de la variedad de las transacciones internacionales de bienes y servicios, así como de los flujos internacionales de capitales y, aunque en menor medida, de la mano de obra, al mismo tiempo que por la difusión acelerada y generalizada de la tecnología.
El proceso de globalización al que se ha asistido en las últimas décadas no se limita exclusivamente al ámbito económico, sino que tiene otras dimensiones. En este sentido, destacar la definición de globalización que da el Fondo Monetario Internacional y en la que precisamente resalta los efectos no económicos derivados del proceso de globalización económica: "el crecimiento de la integración de las economías de todo el mundo mediante el comercio y los flujos financieros, el desplazamiento de la mano de obra y la transferencia de conocimientos tecnológicos a través de las fronteras internacionales y sus efectos culturales, políticos y medioambientales".
En las últimas décadas y, en especial, desde los años noventa, se ha producido un cambio verdaderamente acusado en el escenario global en el que se desarrolla la economía mundial y en el que las autoridades económicas nacionales adoptan sus decisiones de política económica. Los fenómenos que han motivado este cambio de escenario son de muy diverso tipo, desde geopolíticos (fin del comunismo, aparición de nuevos competidores, etc.), hasta demográficos (envejecimiento de la población, transformación de las estructuras familiares, etc.). Sin embargo, muy probablemente el máximo responsable de este cambio en las reglas del juego de la economía mundial se encuentra en el acelerado proceso de globalización económica que se ha registrado.
La globalización de las actividades económicas y financieras se ha traducido en importantes modificaciones en la realidad económica internacional de tal forma que hoy podemos afirmar que se ha configurado una economía mundial cualitativamente distinta de la que existía hace unas décadas.
La globalización económica tiene como agentes fundamentales a las grandes empresas multinacionales, tanto financieras como no financieras, que se han implantado en la mayor parte de los países, aumentando los flujos comerciales y de capitales entre unos y otros y haciendo que los mercados estén cada vez más integrados y globalizados. No obstante, no son los únicos agentes del proceso globalizador. Por otro lado, los Gobiernos nacionales han jugado un papel relevante al haber adoptado los cambios normativos liberalizadores necesarios para potenciar el proceso. Los organismos internacionales también han sido un agente importante defendiendo las bondades del proceso. Y, por último, las propias economías domésticas también han sido un agente activo adaptándose a las oportunidades y retos que supone el proceso de globalización.
La globalización económica en perspectiva histórica
En contra de lo que en ocasiones se considera, la globalización económica no es un fenómeno nuevo y que no se haya producido en anteriores períodos históricos. Por el contrario, hace un siglo, en el período que va desde finales del siglo XIX hasta el inicio de la I Guerra Mundial, se asistió también a una etapa de elevada internacionalización de la economía mundial. En esa época se alcanzó un grado de apertura comercial y financiera notable que, teniendo en cuenta las diferencias en los medios de transporte y comunicaciones, sería relativamente comparable al existente en la actualidad.
No obstante, el actual proceso de globalización económica presenta ciertos rasgos diferenciadores:
Hace un siglo, al igual que ocurre en la actualidad, muchos consideraban el proceso de globalización económica al que asistían como algo irreversible. Sin embargo, no lo fue. Dos conflictos mundiales y la Gran Depresión interrumpieron el proceso y hubo que esperar hasta la década de los cincuenta para que se reiniciara tímidamente un proceso de internacionalización de las economías que se aceleró a partir de mediados de los ochenta.
Dimensiones de la globalización económica y sus factores desencadenantes
En las últimas décadas, pero, sobre todo, con gran intensidad desde mediados de los años ochenta, se ha asistido a un acelerado proceso de globalización de la economía mundial, resultado del aumento en la movilidad internacional de los bienes y servicios, del capital e incluso del trabajo, así como de la internacionalización de las instituciones y de la difusión acelerada y generalizada de la tecnología.
En este proceso podríamos distinguir dos dimensiones en el proceso de globalización económica: lo que podríamos denominar "globalización real", consecuencia del incremento en el comercio internacional de bienes y servicios y, en menor medida, de la mano de obra, y lo que se suele denominar "globalización financiera", derivada del continuo crecimiento de los flujos internacionales de capital.
En cuanto al comercio internacional, hemos de destacar que en las tres últimas décadas su crecimiento ha doblado al experimentado por la producción mundial. Los factores que se encuentran detrás de este fenómeno de creciente apertura exterior podemos agruparlos en dos grandes categorías:
Por otro lado, los flujos de mano de obra también han aumentado notablemente. No obstante, su cuantía sigue siendo relativamente pequeña, lo cual, sin duda, está relacionado no solo con la existencia de diferencias lingüísticas y culturales, sino con las restricciones de tipo legal a la entrada de emigrantes que mantienen los países desarrollados. En cualquier caso, difícilmente se puede sostener que los flujos de mano de obra constituyan un elemento fundamental de la creciente globalización de la economía mundial.
Algo muy distinto ocurre con los flujos internacionales de capital, que, sin lugar a dudas, han sido la principal fuente de globalización de las economías. Así, sea cual sea el indicador que utilicemos para medir las transacciones financieras internacionales, comprobaremos que desde principios de los setenta y, sobre todo, en la década de los noventa, han experimentado un crecimiento espectacular. Sirva, a título de ejemplo, señalar que en 1980 los activos exteriores de los siete países más industrializados apenas superaban el 20 % de su PIB, mientras que en la actualidad superan el 200 % de su producción. Asimismo, mientras que en 1989 el volumen de operaciones diarias en el mercado de divisas era de aproximadamente de 600 mil millones de dólares, en 2007 se habían multiplicado prácticamente por cinco, superando los 3 billones de dólares.
Este enorme crecimiento de los flujos internacionales de capital es el resultado de un conjunto de factores diversos, entre los que destacan, sin orden de prelación:
A diferencia de lo que ocurría en el pasado, cuando los flujos internacionales de capital se originaban como consecuencia del comercio internacional, actualmente, su parte más significativa obedece a la búsqueda de ganancias a corto plazo en los distintos mercados. De hecho, y como ejemplo de ello, señalar que se calcula que tan solo alrededor del 5 % de las transacciones que se realizan en los mercados de divisas están relacionadas con operaciones comerciales o de inversión.
Algunos efectos de la globalización económica
El proceso de globalización económica se caracteriza por tener múltiples efectos sobre las economías nacionales, tanto positivos como negativos, que como consecuencia de su interacción darían como resultado algunas lecciones que se precisa tener en cuenta y que en muchos casos se extraen de la propia experiencia económica de los últimos años:
Los economistas ante el proceso de globalización económica
A diferencia de lo que ocurre en el conjunto de la sociedad, donde suele haber posiciones encontradas en cuanto a los beneficios del proceso de globalización económica, la gran mayoría de los economistas más reputados suelen, en líneas generales, hacer una defensa de las bondades del proceso de globalización. No obstante, esta postura es más crítica en cuanto a lo que se refiere al proceso de globalización financiera.
Por ejemplo, Baghwati, que es uno de los principales defensores del libre comercio, muestra una clara oposición a la liberalización de los movimientos de capital a corto plazo. A juicio de Baghwati la libertad de movimientos de capital genera crisis recurrentes y estas suponen un incentivo a las posturas contrarias a la globalización real, elemento fundamental para el crecimiento económico y el empleo, en especial, en las economías emergentes.
Otra voz crítica es la del premio Nobel Maurice Allais, el cual está en contra del proceso de globalización en su conjunto, tanto en los que se refiere a la globalización del comercio, como a la globalización financiera. Por su parte, el también premio Nobel Paul Krugman, aun defendiendo la globalización comercial y financiera, cree, sin embargo, conveniente establecer controles a los movimientos de capital a corto plazo.
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