A principios de la década de los treinta, cuando la industria petrolera de México se encontraba dominada por compañías extranjeras, los trabajadores de este sector ya tenían en su historia varios intentos de organización para formar sindicatos que defendieran sus derechos y les permitieran mejorar sus condiciones de trabajo. A pesar de las constantes represiones y la negativa de estas empresas para reconocerlos, en 1935 se formó el Sindicato Único de Trabajadores Petroleros, que de inmediato exigió la firma de un contrato general de trabajo para todo el sector, con la finalidad de que se pagaran salarios justos y homólogos a sus trabajadores, y se otorgaran prestaciones razonables.
Las dimensiones del problema entre las compañías extranjeras y el sector laboral, hicieron necesaria la intervención de Lázaro Cárdenas, entonces Presidente de la República, quien tras varios intentos de negociación solicitó que se cumplieran las demandas de los trabajadores ante la negativa de las empresas, que argumentaron la falta de fondos para cumplir, y el fallo de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje que ordenó a éstas, se aumentaran los salarios y prestaciones por un monto total de 26 millones de pesos.
Por su parte, las compañías buscaron ampararse ante la Suprema Corte de Justicia, cuyo fallo confirmó el de la autoridad laboral.
La insistente negativa de cumplir con las disposiciones legales, provocó que el 18 de marzo de 1938, Lázaro Cárdenas decretara la expropiación petrolera, la apropiación legal del petróleo que explotaban estas compañías para convertirlo en propiedad del Estado.
El hecho marcó el fin de una ardua lucha por el reconocimiento de los derechos de los trabajadores, y una nueva etapa en la forma de administrar y suministrar el petróleo en México.
A los pocos meses se creó, para dar efecto a la expropiación, Petróleos Mexicanos, que desde entonces es la única compañía con posibilidades de explotar y administrar los yacimientos petroleros en el territorio mexicano; y en 1942 se firmó el primer Contrato Colectivo de Trabajo, quedando establecidas en él, las cláusulas que regularían las condiciones laborales y administrativas del sector.
Durante mucho tiempo este modelo de empresa funcionó, pero a más de setenta años, con muestras de rezago tecnológico y limitada producción, Petróleos Mexicanos requiere de cambios urgentes que la transformen en una empresa más dinámica; a partir de eso, con la recientemente aprobada Reforma Energética, se estableció una estrategia para hacer del sector petrolero mexicano, uno más eficiente, que pueda acelerar su ritmo de producción y contribuya a la mayor productividad de todo el país, así como a la proyección internacional de México, garantizando en todo momento que el petróleo siga siendo de los mexicanos.
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