DEMOGRAFIA DE COLOMBIA
Las mujeres colombianas, que representan la mitad de la población del país (50,4%), han modificado profundamente sus características demográficas en las últimas tres décadas, tanto como producto del cambio demográfico general como en relación con factores que, como en el caso de la fecundidad, se refieren directamente a ellas mismas.
En cifras promedio, las mujeres en Colombia ya son mayoritariamente urbanas, principalmente jóvenes-adultas (en vez de jóvenes como lo eran todavía en 1970), y han reducido a la mitad el número promedio de hijos que tienen durante su vida fértil.
La población colombiana casi se triplicó entre 1950 y 1990, pasando de aproximadamente 12 millones de habitantes a cerca de 33 millones. Durante ese período la composición por sexo ha variado sólo muy ligeramente a favor de las mujeres: en 1950 eran el 50,3% del total y en 1990 representaban el 50,4%.
Como en otros países latinoamericanos, esta población no se reparte regularmente por el amplio territorio colombiano (de algo más de un millón de kilómetros cuadrados), quedando despoblados casi sus dos tercios, los que componen las tierras bajas del Oriente, con extensas zonas de sabana y de selvas húmedas amazónicas. No obstante, se advierte un proceso de emigración hacia esas regiones.
El crecimiento poblacional tuvo en Colombia un proceso ascendente hasta mediados de los años sesenta, cuando llegó a alcanzar una tasa del 3% anual, y desde entonces una caída acentuada que llegó a colocar esa tasa por debajo del 2% al concluir los años ochenta. La rapidez de ese descenso guarda relación con la drástica reducción de la fecundidad ocurrida desde la segunda mitad de los años sesenta. Las colombianas bajaron a la mitad su número promedio de hijos, pasando de cerca de siete al comienzo de los años cincuenta a unos tres hijos con la llegada de los años noventa. Esta reducción tuvo lugar tanto en las zonas urbanas como en las rurales, aunque en el campo este proceso se diera una década después. De esta forma, son otros los factores que diferencian la fecundidad en las colombianas: años de estudio, nivel socioeconómico, etc.
Estos procesos han cambiado de forma rápida la composición etaria del país: en 1970 todavía el 46% tenía menos de 15 años y en 1990 esa proporción había descendido al 36%. Como sucede en el resto de la región, existen diferencias por sexo al respecto: dado que las mujeres son más longevas, el peso de las personas mayores es más grande en la población femenina que en la masculina. Todos estos cambios señalan que Colombia se encuentra en una fase avanzada de su transición demográfica, en el sentido general que tiene este concepto en la región: el paso de una población joven y de rápido crecimiento a otra principalmente adulta y de crecimiento menor. Colombia se sitúa en el grupo de países latinoamericanos que representan el promedio regional, y que se caracterizan por tener una mortalidad controlada (moderada o baja) y una natalidad moderada en vías de ser baja. Estos países todavía tienen un crecimiento poblacional no tan bajo, por cuanto poseen una elevada proporción de población en edad de procrear, procedente de la extensa población infantil de la etapa anterior. Por ello puede afirmarse que están en plena transición, en contraste con aquellos países que ya están en su fase más avanzada, como son Uruguay, Argentina y Cuba, con crecimiento demográfico muy bajo y población tendencialmente envejecida. Dentro del grupo de países que están en plena transición, Colombia comparte con Costa Rica el perfil de aquéllos que están marcados por una drástica caída reciente de su fecundidad.
El resultado general de este proceso es la conformación de una población fundamentalmente adulta, en edad productiva, lo que significa no sólo necesidades de vivienda, de salud, etc., bastante específicas, sino, sobre todo, una presión fuerte sobre el mercado de trabajo, que coincide con el hecho de que la tendencia a la participación laboral femenina ha adquirido naturaleza estructural.
En el caso de Colombia la transición demográfica ha tenido una estrecha relación con un proceso acelerado de migración hacia las zonas urbanas, que no se ha detenido mayormente durante los años ochenta, como sucedió en otros países latinoamericanos. CELADE estima que en 1970 un 57% de los habitantes residía en las ciudades y en 1990 lo hacía casi un 70%. Como ocurre en toda la región, la población femenina es ligeramente más urbana que la masculina.
Las mujeres dirigen uno de cada cinco hogares colombianos, lo que significa un número absoluto considerable, casi un millón de hogares. Los rasgos sociodemográficos gruesos de estas jefas de hogar son similares a los de otros países latinoamericanos: la casi totalidad de ellas dirige su hogar sin cónyuge conviviente, se concentra en edades maduras, entre los 40 y los 60 años (en torno a un 28% tiene menos de 40 años y una proporción similar más de 60 años) y presenta niveles educativos y socioeconómicos bajos.
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