Los libros son un pilar fundamental en el desarrollo cognitivo y emocional de los más pequeños. Embarcarse en la lectura desde la infancia no solo proporciona deleite y placer, sino que aporta una magnífica herencia cultural, científica y literaria. Es un transporte de lo más efectivo, que nos acerca a nuevos e interesantes mundos.
La lectura es un maravilloso proceso interactivo en el que se establece una importante relación entre el texto y el lector que contribuye al desarrollo de las áreas cognitivas del cerebro y el desarrollo emocional. La importancia de adquirir este hábito desde edades tempranas se basa en sus beneficios a la hora de estudiar, adquirir conocimientos y la posibilidad de que los niños/as experimenten sensaciones y sentimientos con los que disfruten, maduren y aprenden, ríen y sueñen.
Entonces, ¿cuáles son los beneficios de la lectura desde la infancia? El primero, y más evidente, es favorecer que los niños sean buenos lectores en el futuro.
En todas las edades la lectura es un vehículo de comunicación que implica una serie de ventajas en el desarrollo del menor, incluso antes de que aprendan a hablar, la lectura se puede presentar mediante dibujos e ilustraciones.
La lectura ayuda a expandir la capacidad de atención de los niños/as y a mejorar su capacidad de pensar con claridad, ya que las historias y su estructura de “principio, nudo y desenlace” ayudan a sus cerebros a pensar en orden y a vincular causas, efectos y significados.
Asimismo, disfrutar de un libro desde pequeños favorece el aprendizaje de palabras – complejas y no complejas- con mayor rapidez, mejora su comprensión, la ortografía, la expresión, la redacción, ejercitan su cerebro y estimulan enormemente su creatividad e imaginación. Esto les permite leer en voz alta con mayor seguridad y tener un excelente desempeño escolar.
Igualmente, si un niño/a se adentra en las aventuras que un libro le proporciona, aumenta, sin duda, los niveles de atención, de memoria y concentración, adquiriendo la capacidad de escuchar y entender lo que se les dice con mayor eficacia.
Además, es evidente que la lectura permite dejar volar la imaginación, transportar al pequeño a nuevos mundos, escalando evolutivamente en la capacidad creativa, haciéndolo, al mismo tiempo, más consciente de sus propias emociones y mejorando la empatía hacia los demás.
Cuando los peques leen bien, incrementan su aprendizaje activo y surge un potencial bastante grande en el futuro de su desarrollo, consiguiendo que se fomente su autonomía y su implicación en su propio proceso de aprendizaje.
La lectura incentiva en ellos/as el interés por diferentes áreas, como naturaleza, historia o arte, ayudándoles a descubrir su vocación en una edad temprana.
Antes de que lo mande la escuela como obligación, trata de que el contacto con el libro sea algo más natural.
Por otra parte, si el pequeño ha comprendido correctamente la lectura podemos recompensarle proponiéndole juegos tras la lectura o hacer que dibuje lo que ha asimilado de la historia.
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