LO HICE CON AMOR

¿Te parece conocida esta frase? Seguramente sí. En el hogar nuestras primeras maestras son nuestras madres y en el mejor de los casos seguirán cumpliendo este rol, hasta nuestra vida adulta. Estas respetables damas cuentan con un ingrediente secreto “El amor “y entre ´planteamientos y evaluaciones para el aprendizaje. Nuestras honorables maestras verifican que se cumplan cada uno de los objetivos trazados. No, importa ¿Cuántos nos equivoquemos? Allí estarán para volverlo a intentar. Se aprende de los errores y se fijan nuevas estrategias que hagan viables habilidades como: aprender a decir mamá o papá, dar el primer paso hasta finalmente caminar, comer y beber solos, entre otros. La educación formal no escapa a esta realidad y es importante que entre los docentes se internalice l diferencia que existe entre la evaluación del aprendizaje y la evaluación para el aprendizaje. La primera fácilmente sin ahondar en detalles califica y obtiene un resultado numérico que determina un aprendizaje o no. Sin embargo la evaluación para el aprendizaje valora el proceso. La razón de ser de le educación y del docente es el estudiante, el ser humano, que está a nuestro cargo, requiere un acompañamiento significativo durante todo el proceso de aprendizaje, que asegure como mamá, el logro de los objetivos de todos los discentes a cargos, hay que recordar que existe diferencias individuales y cada chico aprende a su ritmo propio