Los valores Politécnicos.

Los alumnos, docentes, investigadores, administrativos, directivos y egresados politécnicos, somos una comunidad plenamente identificada con los siguientes valores y compromisos:

RESPETO A LA PERSONA. Los politécnicos respetamos a nuestras personas, en cuerpo y alma. El respeto a nuestro cuerpo nos enseña a ser limpios y moderados en los apetitos naturales. El respeto a nuestra alma resume todas las virtudes de orden espiritual.

RESPETO A LA FAMILIA. Los politécnicos respetamos a nuestras familias. Este respeto va del hijo a sus padres y del menor al mayor. El hijo y el menor necesitan ayuda y consejo de los padres, de sus mayores. Pero también el padre y la madre deben respetar al hijo, dándole sólo ejemplos dignos. Y lo mismo ha de hacer el mayor con el menor.

RESPETO A LA SOCIEDAD. Los politécnicos respetamos a la sociedad humana en general, y a la sociedad particular en que nos toca vivir, Esto supone la  urbanidad, la cortesía y el compañerismo y, al mismo tiempo, evitar abusos y violencia en nuestros trato con el prójimo.

RESPETO A LA PATRIA. Los politécnicos amamos a la patria, amamos a nuestro país y sentimos la obligación de defenderlo. Este amor no es contrario al sentimiento solidario entre todos los pueblos. Es el campo de acción en que obra nuestro amor a la humanidad. El ideal es llegar a la paz y armonía entre todos los pueblos.

REPETO A LA ESPECIE HUMANA. Los politécnicos respetamos a la especie humana. Cada persona es como nosotros. No hacemos a los demás lo que no queremos que nos hagan. La más alta manifestación del hombre es su trabajo. Debemos respetar los productos del trabajo, cuidar los bienes y servicios públicos y evitar desperdicios. Cada objeto producido por el hombre supone una serie de esfuerzos respetables. 

RESPETO A LA NATURALEZA. Los politécnicos respetamos a la naturaleza que nos rodea. Las cosas inanimadas, las plantas y los animales merecen nuestra atención inteligente. La tierra y cuanto hay en ella forman la casa del hombre. El cielo, sus nubes y sus estrellas forman nuestro techo. Debemos cuidar las cosas, el aire, el agua, las plantas, los animales domésticos. Todo ello es el patrimonio natural de la especie humana.  Aprendiendo a amarlo y a estudiarlo, vamos aprendiendo de paso  a ser más felices y sabios. 

INTEGRIDAD. Los politécnicos ciñen su conducta de modo que sus acciones y sus palabras sean honestas y dignas de credibilidad, fomentando una cultura de confianza, de verdad.

JUSTICIA. Los politécnicos conducen sus actos a la estricta observancia de la Ley, impulsando una cultura de procuración efectiva de justicia y respeto.

IGUALDAD. Los politécnicos procuran la igualdad de oportunidades para todos, sin distinción de sexo, edad, raza, credo o preferencia política. 

ÉTICA POLITÉCNICA. Los politécnicos, guardamos en todos nuestros actos un comportamiento que nos distingue.