Estados Unidos, de nuevo en el punto de mira por brutalidad policial

Esta vez no se trata de una persona negra. Nuestra nueva víctima de brutalidad policial es el niño de 13 años Adam Toledo, de origen latino y residente en Chicago.

El pasado 29 de marzo, Toledo fue tiroteado por el agente de policía Eric Stillman que estaba llevando a cabo una persecución del sujeto. Adam, armado con una pistola, huyó por un callejón donde pocos segundos después moriría a causa del disparo que recibió.

La razón por la cual este nuevo caso de brutalidad policial ha dado la vuelta al mundo en cuestión de horas es que, por suerte o por desgracia, el acontecimiento está grabado por una cámara reglamentaria que portaba el agente de policía. En esta grabación de 9 minutos y 22 segundos, se relata mejor lo sucedido de lo que nosotros podríamos expresar con palabras.

Así pues, y aunque la grabación no sea de la mejor calidad, se puede ver como el agente de policía dispara a un niño desarmado tras ser obligado a tirar su pistola al suelo. Un niño, aparentemente indefenso, abatido por una bala disparada a unos pocos metros de él. Como es obvio, un juicio se está llevando a cabo donde se intenta demostrar que Adam no suponía un peligro para el policía y que el disparo que recibió había sido totalmente innecesario.

Esta nueva muerte, aunque no ha sido la única en el mes de marzo, ha amenazado con volver a encender esas tensiones raciales en los Estados Unidos de América, pues, las grabaciones han llegado hasta Minneapolis, donde se sigue celebrando el juicio sobre el caso de George Floyde, el cual fue el detonante de provocar una de las mayores olas de protestas contra el racismo en Estados Unidos en los últimos 52 años.

Simplemente me queda plantear una pregunta: ¿Cuántas personas más tienen que morir para acabar con el racismo en los Estados Unidos?