CONSECUENCIAS DE LA COVID-19

La situación en la que nos encontramos a nivel mundial, es de extrema gravedad y nos causa cierta incertidumbre y por lo tanto una gran tristeza. Pues, nos está afectando a nuestra salud física pero, no dejando atrás la salud mental. Creo que para nadie es agradable ver secuencias del personal sanitario agotado, hospitales colapsados, miles de seres queridos sufriendo y falleciendo solos. Pero aun con todo ello, estamos intentando sacar lo positivo, mantener la sonrisa debajo de un “trozo de tela”, brillar con los ojos y seguir dándonos un apoyo incondicional entre todos.

Yo considero que esto es algo a nivel individual; cada uno tiene que ser responsable y tener claro hasta dónde puede llegar. En esta pandemia lo que cuenta es el esfuerzo colectivo, es decir, de nada sirve que una persona sea muy cautelosa y cumpla rigurosamente  todas las medidas de seguridad y sin embargo, otro individuo las incumpla totalmente.

Es cierto, que la gestión de la pandemia a nivel mundial, por parte de los gobiernos nacionales y organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) podría haberse realizado mucho mejor. Si no se hubiese dado prioridad a otros eventos como celebrar manifestaciones el 8M o, partidos de fútbol cuando el virus todavía estaba en vías de expansión. En cambio, el hecho de que esta situación nos haya cogido de nuevas y por “sorpresa” a todos (a pesar de las miles de advertencias que había por parte de la comunidad científica de que una pandemia así iba a llegar), ha podido influir en la mala; incluso me atrevería a decir pésima e incoherente en determinados momentos, gestión de esta pandemia. Esto no intenta ser una justificación, pero ayuda a mirarlo con un poco de perspectiva y comprender que si nunca antes te habías enfrentado a una situación similar es todo mil veces más complicado y por lo cual, implica que se intenten hacer las cosas con unas restricciones severas por lo que pueda venir.

En España, concretamente, esta situación se ha, y se está llevando, de manera muy negativa. Y ya no solo es por parte del gobierno. Existe gente que se niega a aceptar la gravedad de la situación, son reacios a entender que esto es real y que hay muchas vidas en juego solo por el simple hecho de llevar una mascarilla. Y eso a pesar de llevar así más de diez meses. No entienden que gracias a su irresponsabilidad todo el esfuerzo que están realizando la gran mayoría de personas, no va a ser eficaz.

Aquí nunca se le ha dado importancia a la investigación científica ni a su divulgación. Por discriminatorio que suene somos un “país de letras” y lo cierto es que, por muy bonito que sean, los libros, la literatura y la filosofía no salvan vidas. La ciencia sí. Países más concienciados (y por lo tanto más avanzados), en la importancia de la ciencia como Alemania e Inglaterra están afrontando la pandemia de manera mucho más favorable. Eso da qué pensar ¿no? Quizá, sea uno de los factores que más está afectando en las consecuencias de hoy en día.

Entonces, ¿quién es el culpable de todo lo que ha conllevado la COVID-19? Puede que la ignorancia e incluso el miedo a admitir que esta situación que parecía de película sean los verdaderos culpables. Lo que está claro es que echar la culpa a los altos cargos, que repito, no lo han hecho como debían, es muy fácil. Pero en mi opinión considero que hay que pararse a reflexionar y darse cuenta que, esto nos afecta a todos por igual y su buena o mala gestión empieza en cada uno de nosotros.