EL MUNDO NECESITA UN NUEVO CURRÍCULO

Mark Prensky, identifica las diferencias que existen entre nativos digitales e inmigrantes digitales. Los nativos digitales pertenecen a una generación que no tiene barrera alguna en función a la tecnología y sus usos; por otra parte, los inmigrantes digitales representan si hablamos desde un ámbito educativo al personal docente que se encuentra incursionando en el uso de la tecnología.

Ante esta disyuntiva, el autor cuestiona la forma en que el Nativo digital recibe educación del Inmigrante digital pues los elementos educativos parten de estas diferencias y forman parte de la metodológica y la estructura curricular o los contenidos que se están enseñando en las escuelas. Ambos elementos están íntimamente relacionados y en torno a ellos se puede decir, que también hay una diferencia en relación a los contenidos con los que fueron educados Inmigrantes Digitales frente a Nativos digitales. y la pregunta es que cuáles de los elementos educativos que los Inmigrantes transmiten a los Nativos brindan respuesta a las necesidades que el alumno enfrenta y enfrentará en un futuro. Ante este panorama, el autor señala la importancia de incluir en el currículo o en los contenidos nuevas asignaturas, acordes a las necesidades presentes y futuras de nuestro alumnado.

Un nuevo currículo partirá desde la comprensión de la realidad del estudiante, empoderarlos es la finalidad, para que adquiera la habilidad de aprender a aprender mediante el planteamiento de posibilidades reales para que los Inmigrantes digitales trabajen con los llamados Nativos digitales y se logren aprendizajes junto con la mediación de las tecnologías que permita que se hable el mismo lenguaje.

Tal como lo señala Prensky, el mundo se encentra interconectado y es por ello que el alumno necesita adquirir habilidades sobre el manejo de la información Y la gestión de datos; desde su recolección hasta su análisis.

Comparto con el autor, en que la tecnología es una herramienta invaluable para enseñar contenidos; sin embargo, el docente posee un valor añadido que nunca podrá ser remplazado por una tecnología: la humanidad.  Las máquinas no cuentan con la capacidad humana de preocuparse por los alumnos, atender y comprometerse con cada uno de ellos, empatizar y reconocer los intereses y las preocupaciones de cada uno y sobre todo a estimularlos día con día. Es por ello que el docente seguirá siendo un agente motivador y como Prensky lo llama “empoderador” pues es quien reconoce la importancia de priorizar los contenidos curriculares y que para ello, tienen que recurrir a la tecnología para conseguirlo porque reconoce asimismo que se obtienen mejores resultados de los alumnos cuando se les desafía y se les pide que nos sorprendan.

A partir del reconocimiento de las pasiones y los intereses de nuestros estudiantes, se podrán delinear nuevos currículos que incluyan el pensamiento eficaz, la acción eficaz, las relaciones eficaces y los logros eficaces y dejar de centrarse en que nuestros alumnos aprendan un currículo preformado por materias que probablemente en un futuro queden desfasadas, y que actualmente son excesivamente rígidas y obsoletas; he aquí la necesidad de cambiar qué enseñamos y cómo lo enseñamos.