CINCUENTA AÑOS PROMOCION DEL 68

Recogida de puntillas don Pablo.

Don Pablo Manrique nos pedía llevar 5 puntillas a cada uno, luego se iba solo a regarlas en el prado, y después nos ponía a buscarlas; cada uno debía presentarle las 5 puntillas que encontró y el las guardaba. Con algunos compañeros nos pusimos de acuerdo para llevar 10 puntillas, 5 para regar y 5 para entregarle a los 5 minutos, y nos quedaba el resto de la hora libre para jugar.

Espere me las desarrugo.

Nuestro muy querido profesor de francés Arturo Cruz llamó al tablero a un condiscípulo, y este de manera muy tranquila le dijo: “espere me las desarrugo”, y empezó a sobarse los escrotos. Por supuesto hubo risotada general y nota de mala conducta.

Bautizo aurita.

El nunca bien ponderado profesor Victoria en clase de álgebra llamó a un compañero al tablero para resolver una serie de ecuaciones. Este empezó a resolverlas y a narrar su procedimiento: “ahorita trasladamos…”, “ahorita simplificamos…”, “ahorita igualamos…”, y prosiguió de la misma manera. Al finalizar, la resolución no estuvo buena, por lo cual el profe dijo: “Aurita se sienta y tiene uno!”. Por supuesto, nuestro compañero hasta el día de hoy es conocido como Aurita.

Las dormidas de chochera.

Uno de nuestros ilustres mentores, más conocido como Chochera, tenía la costumbre de hacer siestas durante la clase. Cuando nos hacía examen, no podía faltar la siesta, y todos esperábamos ese momento para empezar a intercambiar información, consultar cuadernos y libros, y hasta para ir al baño. Al final, nadie perdía el examen.

Golpe en las bolas al indio Porras.

Nuestro inflexible profesor Porras (el indio), en una ocasión tuvo una intervención que generó protesta del grupo, nos levantamos y fuimos a la tarima, y en un descuido alguien nunca identificado le propinó un golpe en las bolas y ahí se terminó la discusión.

Robo del reloj a Hugo en la piscina.

Algo que hasta el día de hoy no ha podido olvidar nuestro apreciadísimo condiscípulo el médico Hugo Luna es que en clase de educación física dejó dentro de sus ropas el apreciado reloj que le había regalado su padre, y al terminar la clase había desaparecido (aparentemente a manos de Carepalo).

Paseo al 30.

En un paseo que hicimos al kilómetro 30 de la vía al mar, hubo tanto trago que algunos compañeros se pasaron de copas, especialmente uno que quedó noqueado. Cuando nos íbamos a dormir no lo podíamos dejar tirado, entonces el más solidario y también más fortachón se lo echó al hombro para llevarlo al sitio de alojamiento, con tan mala suerte que el borracho dio del cuerpo sobre el buen samaritano y lo embadurnó de pies a cabeza.

Quitada de trompos.

Hubo una época en que se prohibió en el Colegio el uso de trompos, juguete muy apetecido en esos tiempos por nosotros, y de manera clandestina nos hacíamos en sitios apartados para utilizarlos. Sin embargo, fuimos sorprendidos por un profe que nos increpó por estar desobedeciendo, y un compañero de mente muy ágil respondió: profesor, no estamos jugando. Estamos haciendo un experimento de física, analizando el “momentum angular”. Caso resuelto a favor del grupo de físicos en potencia.

Reventada de ulcera del profe Cruz.

Un día, estando en clase de francés, un compañero de manera inadvertida quiso colaborar sacudiendo la almohadilla, con tan mala suerte que lo hizo sobre el sombrero de fieltro del profesor. Este montó en cólera, persiguió al alumno por todo el salón armado con un sacacorchos, hasta que aparentemente se calmó. Pero el efecto de su ira fue tan fuerte, que por la tarde se le estranguló una úlcera y hubo de ser intervenido quirúrgicamente.

Madame Colette.

La esposa del profe Cruz, también profesora de francés en otros colegios, quiso que no nos atrasáramos durante la hospitalización de su esposo, y fue a tratar de continuar con el pensum. El primer día entró, se sentó y preguntó: “Hasta dónde llegaron en el libro con Arturo?”. Una voz de entre el montón respondió: “con su difunto esposo llegamos hasta. . .” y no pudo seguir porque la señora rompió en llanto y los demás compañeros, totalmente insolidarios, se levantaron y lo dejaron solo y expuesto.

Quemada de pelo a Checho.

Estando en hora de estudio, un compañero un poco aburrido hizo un cucurucho con una hoja de cuaderno, le prendió fuego y lo lanzó a volar. Simultáneamente ocurrieron dos cosas en ese momento: le cayó en el cabello a Arcesio Riascos e inmediatamente se le prendió el fuego al pelo, por lo cual saltó de su asiento y mentó la madre de manera muy sonora; en el mismo instante abrió la puerta el Vicerrector Collazos (Gargantúa), y se armó la de Troya. No quiso atender razones, por lo cual los dos angelitos fueron sancionados y llamaron a sus padres para notificarles que estaban bajo matrícula condicional; una más y afuera del Colegio. El colmo de la intolerancia!

Colgada de la puerta.

Estando en sexto, para recaudar fondos para la excursión pusimos a funcionar el juego del TotoSexto. Uno de los compañeros aparentemente perdió el dinero o los formularios, el hecho es que no hubo forma de reponer lo entregado para vender, y en castigo fue amarrado por los tobillos y colgado de la puerta durante todo el recreo. Los profes pasaban, se reían y hacían como que no habían visto.

Compra de exámenes.

El hijo de un profesor nuestro fue condiscípulo, y la materia que dictaba su papá era pesada y de no mucha aceptación por nosotros. Entonces alguien lo convenció de obtener en su casa copia del próximo examen que en dos días nos haría su padre, y recibiría remuneración por ello. Así lo hizo, los afortunados conocedores previos de la temática tuvieron alta nota, y el resultado fue económicamente tan bueno para el hijo, que montó el negocio de venta de exámenes.

Pelea del topo con el bimbo.

Durante la excursión tuvimos una serie de sucesos  interesantes como el “acompañamiento” de la Policía en Bogotá y Santa Marta, el descaro de robarse en San Andresito un par de chanclas y luego ir a cambiarlas porque no eran de la talla correcta, y hasta una pelea de animales: nuestro compañero el Topo desafió y se ensalzó con el Bimbo en una pelotera que los llevó a quedar todos embarrados debajo de uno de los buses del paseo.

Doblada donde Juana Julia.

No podía faltar en Santa Marta la visita al prostíbulo de moda. Fuimos en grupo a visitar a las niñas, y el más desaforado fue el hijo del dueño de los buses que se tomó el primer lugar; los demás fuimos pasando por orden de llagada, y cuando el primero terminó salió a la “sala de espera” y se sentó a esperarnos, obviamente con cara de cansancio. En eso llegó su padre, vio que los demás estábamos prestos a la acción y su hijo no, entonces le dijo “usted también va”, saco dinero y pagó por  el niño, y al pobrecito le tocó “doblarse” para no desairar a su papá.

FEDERICO MONTALVO

EGRESADO PROMOCION 1968