De entrada, un terremoto. Rafael Nadal y David Ferrer se enfrentarán en la primera ronda del Abierto de los Estados Unidos, que arranca el próximo 27 de agosto en Nueva York. Ese fue uno de los grandes encuentros que deparó el sorteo del cuadro, celebrado el jueves a mediodía en Brookfield Place ante la mirada de un centenar de personas y con el destino dándose un capricho de los grandes. Los españoles, que hace unos años jugaban por los títulos más importantes del circuito (final de Roland Garros en 2013), se medirán en el arranque del torneo en un partido muy especial: a los 36 años, y envuelto en una crisis de juego (148 del ranking), el alicantino podría estar ante el último Grand Slam de su carrera.
A Nadal, que acudió al sorteo como vigente campeón, se le cambió la cara cuando vio el nombre de Ferrer al lado del suyo en el cuadro. Con un historial que viene de lejos (24-6 en el cara a cara para el mallorquín), encontrarse en la primera ronda del Abierto de los Estados Unidos es un mal trago para los dos. Cuando salgan a jugar a la pista Arthur Ashe, ni Nadal se encontrará cómodo sabiendo que quizás esté firmando la despedida de Ferrer en los grandes escenarios, ni Ferrer se sentirá a gusto con el desafío de vencer al mejor jugador del circuito en su adiós.
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