Malos tiempos para la educación española

De cara a este curso 2018-2019, todas las comunidades autónomas han elevado la financiación en educación por segundo o tercer año consecutivo, sin embargo, las subidas son tan ligeras que no llegan a compensar los años previos de caídas. El sector educativo español ha perdido 2.600 millones de euros estos últimos años, lo que significa que la inversión en educación sigue hoy por debajo de la de 2010 (6,68% menos); siendo actualmente el quinto país europeo que menos invierte en educación por encima de Bulgaria, Italia, Irlanda y Rumanía. Castilla la Mancha es la comunidad autónoma que más recortes presupuestarios ha sufrido (26,6%), del lado opuesto, hay regiones que han conseguido revertir la caída como Barcelona (10%) o Aragón (0,05%).

Estos recortes se traducen en más profesores interinos en vez de funcionarios con plazas fijas, más alumnos por clase, menos refuerzos y apoyos a estudiantes con necesidades especiales o dificultades de aprendizaje, peores condiciones laborales para los docentes e infraestructuras sin terminar cuando empieza el curso.

Los profesores interinos van y vienen. En zonas como Madrid, son despedidos en verano para ahorrar pagas y su incorporación a los centros se retrasa al máximo, hasta el punto de que llegan una vez empezado el curso. Además, al no disponer de plaza fija y con casi toda probabilidad de no repetir centro al año siguiente es prácticamente imposible que se integren con el proyecto, organización o planificación del mismo.

La caída de los presupuestos ha afectado, y mucho, a los profesores. El aumento de horas lectivas o el descenso del número de maestros en las plantillas afectan negativamente a que haya una educación de calidad. La subida de los ratios es una medida para solucionar la escasez de profesores, ya que se aumenta el número de alumnos por aula. Más alumnos por aula conlleva más pérdida de tiempo en poner orden en la clase y menos de lección, más dificultades para atender a cada alumno individualmente y menos concentración por parte de los estudiantes debido a la falta de silencio.

Hay que invertir en educación, en un sistema educativo público que favorezca a una educación de calidad como una de las mayores riquezas y principal recurso de un país. El futuro de un país se basa en la educación y formación de las próximas generaciones, recortar en la educación es ir en contra del progreso.