La Ruta de la Oblea

Verificación técnica vehicular, mucho mas que un trámite

“La Ruta de la Seda” fue una red de rutas comerciales organizadas a partir del negocio de la seda china desde el siglo I a. C., que se extendía por todo el continente asiático, conectando a China con Mongolia, el subcontinente indio, Persia, Arabia, Siria, Turquía, Europa y África .En la Argentina cada verano miles de irresponsables ciudadanos conductores de vehículos, construyen “La ruta de la oblea”

La Verificación Técnica Vehicular es el control periódico del estado mecánico y de emisión de gases contaminantes de los automotores, está prevista en la legislación vial nacional y provincial .Para ello, la Provincia de Buenos Aires ha dividido su territorio en once zonas VTV, donde se presta el servicio

Dicho control se certifica luego de la inspección obligatoria, con una oblea adherida al parabrisas en la que consta su fecha de vencimiento y habilita a circular por las rutas del país .Este pequeñísimo detalle no se debe dejar pasar, olvidar su renovación nos puede instalar en el submundo de un laberinto sin salida.

Exactamente es lo que hice, olvide que estaba vencida y solo cuando tenía la certeza de tener que salir a la ruta, por una invitación a pasar año nuevo en la costa, comencé mi calvario.

Las páginas de internet anuncian que solo se la realiza con turno y nos muestran un mapeo de todas las plantas que, más o menos cerca, están a  nuestro alcance habilitadas .Elegí la más cerca y siguiendo los pasos indicados, vi que no había turnos disponibles hasta mediados de enero. No me preocupe, estaba dispuesto a  alejarme lo que fuera necesario y probé en otra, con resultado peor, no había ni en enero ni febrero.

Demás está decir que fui sistemáticamente intentando en cada una de las plantas que se me ofrecían, sin tener  en cuenta ninguna exigencia de proximidad. Llegue a ver en la Costa Atlántica si alguna tenía algún turno y de esa manera solo me estaría arriesgando a ser multado en la ida y no la vuelta. La posible sanción era una multa de 4000 $ y el retiro del registro de conducir con la obligación de retirarlo post pago en la ciudad de La Plata.

El sistema debía darme la opción sin turno y así fue, encontré una planta  en Ezeiza, que no figuraba en la página de internet y lo mejor: NO DABA TURNOS

Atendía todos los días de 08 a 17 y los sábados de 08 a 12, así que ese sábado en el que pensaba salir de vacaciones, me levante a las 6 de la mañana y a eso de las 7  ya estaba en la puerta de la planta. No había nadie, me sorprendí gratamente y pensé en lo bien que estaba comenzado el año, pero no fue así. Un caballero se asomó y me indicó que la cola comenzaba a la vuelta ya que se entraba por atrás .Di el giro correspondiente y para mi asombro el futuro tan venturoso de un 2020 a favor se derrumbó en un solo de pestañeo.

Un tsunami de autos generaba una cola que comencé a recorrer lentamente, en silencio  ya que apague la radio para vivenciar mi propio sufrimiento. Las conté y fueron 7, si 7 cuadras de cola y en las caras de los castigados conductores, la desazón y la autocompasión era moneda corriente.

Volví a casa derrotado, por lo  que había conversado, el tiempo estimado de revisión eran de unos 10 minutos y a 20 autos por cuadra, serían unos 200 minutos por cada una de ellas y multiplicando por las 7 ,unos 1400 que dividido 60 me daban: 23 horas. Imposible la realidad fue que atendían dos coches a la vez y tardaban unos 6 o 7 minutos aprox con cada uno, por lo que todo se redujo sustancialmente a unas 10 horas minutos más o menos.

Postergue todo para el lunes, ese día me levantaría a las 4 de la mañana y acamparía allí para ser unos de los privilegiados que harían rápidamente su trámite y estaría libre a eso de la 9 horas. No fue así, llegue a las 7 horas como muy temprano y la cola no eran 7 cuadras sino solo 5. En ella las caras en los coches acompañaban el día de lluvia con resignación y tristeza. Sin opción estacione y espere mi turno

La primera hora y media la pase escuchando radio y avanzando cada 20 minutos, solo unos metros. Comenzaron a pasar vendedores ambulantes, todos con ofertas comestibles, nadie tenía bebida, el calor presagiaba cierta necesidad de hidratación que comenzó a inquietarme.

En uno de esos avances el Gol que estaba delante no arranco, su conductor se bajó y lo llevo a la rasta hasta la nueva posición. Mirando desde la comodidad de mi asiento pensé que salame viene a verificar un auto que no arranca. Se largó a llover y no pasaron más los vendedores ambulantes, comencé a tener sed .La cola volvió a moverse y mi predecesor volvió a bajar para arrastrar su coche, fue allí que baje y lo ayude a empujar. Mientras  nos mojábamos me agradeció. Volví al mío, quise darle arranque para ocupar mi nueva posición y ocurrió la hecatombe: NO ARRANCO.

Yo mismo pensé que paso!!, como pude estar pasando esto aquí!! .El muchacho al que ayude se bajó de inmediato y me dio una mano, lo empujamos y prendió. No tenía ni idea porque no había arrancado. Los dos, comenzamos entonces a idear posibles estrategias.

“No, lo apagues por las dudas”, me recomendó el conductor del Gol

“Tengo apenas una línea de nafta, si lo dejo prendido no llego”, conteste, con los ojos desorbitados ante un compendio de errores que no lograba digerir. Había ya estado 3 horas haciendo la cola y el auto, como un burro empacado, intentaba quedarse inmóvil en el lugar

Tenía una sola chance pasarlo a gas, allí había suficiente para las 2 o 3 horas que calculaba me faltaban. Pero para hacerlo debía darle una acelerada que costaría nafta extra y no me aseguraba el cambio de sistema. Como estuviera en una nave, en un planeta hostil de donde es indispensable huir ante el ataque de miles de extraterrestres enajenados y uno tiene solo una chance que el motor prenda y la misma despegue y haciendo pito catalán a la horda de atacantes, finalmente logre escapar, aceleré  en la próxima movida de autos y  aunque casi me incrusto en el  baúl del Gol de mi compañero de cola, el auto se pasó a Gas.

Llovía fuerte, jamás volvieron con agua o café los vendedores ambulantes. El auto se normalizo inclusive el Gol de adelante también se prendía y apagaba con total normalidad .Llegué a la puerta de la planta eran las 13 horas, habían pasado 6 horas de espera. Y todavía faltaba…

Entregue la documentación, espere unos segundos o minutos interminables donde el operador tipiaba en la computadora lo que me pareció la traducción del mismo Quijote, por lo que tardaba y la cantidad de cosas que escribía. Otro operario con uniforme me grito adelante! Y avance

“Hasta, ahí, no más para atrás, un poco para adelante, ahí.. ahí.. ahiiii está bien”, fueron las indicaciones para el primer control. Un silencio me rodeo, y lo vi sentado en la fosa mandando mensajes por el celular, bueno solo había estado 6 horas porque no esperar unos minutos que el muchacho se comunique con alguien. La mujer del auto de al lado comenzó a mirar intrigada por la inacción, yo solo puse cara de sobreviviente mientras  veía que nuestro especialista se estaba riendo con algún video que  le habían mandado oportunamente.

Pase por pocas etapas, bambolearon el auto para izquierda y derecha, me gritaron: “Frene!! Ahora no, ahora si ¡! Luces de posición, de giro, balizas, freno de mano, adelántese, hasta ahí un  poquito más, pare ahí, ahi ya está. Listoooooo!!

Estaba sentado, con la ventanilla del acompañante abierto para que el operario correspondiente asomara su cuerpo y pegara la oblea que me habilitaría a pasar por casa, subir la familia y salir a la ruta. El operario se acercó y tiro un papel sobre el asiento, luego me detallo: “Tiene las luces de posición quemadas, vaya a cambiarlas, venga y le doy el apto”. Quede en blanco, eran las 14y 30 y todo ese tiempo jamás supe que tenía dos lamparitas quemadas, jamás verifiqué las luces, ni nada, era un desastre de improvisación!!!. Como volvía, la imagen de las valijas casi en la puerta y las chicas esperando me invadió, sentí una gran frustración .Recordé que siempre se puede estar peor, que es un infantilismo pensar: que más puede pasar ¡! Pues todo, eso puede pasar, todo lo imaginable, pedazo de est…!!!

La imperdible economía de mercado había instalado un lubricentro casi al lado de la planta ,me metí y casi desde el interior del auto rechazado grite: necesito cambiar las luces de posición!!,El tipo me cobro 200, no sé si  fue muy caro o no ,solo podía imaginar la oblea pegándose en el parabrisas y  yo escapando de allí .

Así fue, di marcha atrás por la calle y estacione en el mismo lugar de donde me había ido, el encargado estaba ocupado con otro auto, el muchacho del Gol no sé porque todavía esperaba su oblea, logre que el operario me vea, “prenda, apague, listo ya está!!, “Se la pego aquí o más abajo?” “donde sea no importa” conteste. Llegue a casa y subimos todo, no me cambie, estaba transpirado, eran las 15, llevaba 8 horas sin comer ni beber. Imaginaba la ruta 2 y una primera parada en la confitería Atalaya, por un café con leche y medialunas. Cuando llegamos a ese oasis icónico, había pocas mesas, un mostrador moderno, largo y una nueva cola serpenteante, que como la que se forma en los cines para sacar las entradas, tenía atrapada a la gente que esperaba el turno de hacer su pedido. Escape de allí y no pare más  hasta la casa en la playa