por Pablo kulcar
El médico pareció no tomar conciencia o poseer el poder de reprimir sus emociones de manera patológica frente al hecho. Ni la condena social, ni el escarnio mediático lo mueven de una postura que recuerda fielmente su tarea profesional. Como si estuviera dando un diagnóstico pensado y estudiado, habla pausado y sin emoción para declarase inocente frente al juez. El material desplegado frente a sus narices es de casi mil fotos y videos, de chicos forzados a realizar actividades sexuales explícitas, sin contar las sesiones fotográficas que él mismo produjo con niñas desnudas .Sin embargo los laberintos de la mente tienen lugares donde reprimir estos hechos, sentimientos y sobre todo una enfermiza capacidad de neutralizar culpas
A Osvaldo Delgado, profesor titular de la materia Psicoanálisis de la Facultad de Psicología de la UBA, no le sorprende la posición negadora en casos como el de Russo: “La pedofilia es un síntoma de la perversión, igual que el sadismo, el masoquismo, el exhibicionismo y el voyeurismo. La persona con rasgos de perversión puede saber que es un delito lo que hace, que está penado o que hay una condena social, pero no lo angustia. Entiende que hay un conflicto, pero a él no le afecta en lo más mínimo. No hay límite ético, ni del amor, ni tampoco del deseo”.
La Policía de la Ciudad lo detuvo en la playa de estacionamiento del hospital Garrahan por orden de la fiscal Dupuy y la jueza María Alejandra Doti, el pasado 28 de mayo, acusado de distribuir y comercializar pornografía infantil, luego de una extensa audiencia con el médico detenido y su defensor oficial, esta le dictó la prisión preventiva, imputándolo por tenencia de material prohibido con fines de distribución, facilitación y producción de pornografía infantil. Ni bien trascendió el hecho, desde el Hospital Garrahan desplazaron al médico.
“Luz de la infancia” es el nombre que lleva la investigación apoyada por la organizacion Homeland Security que comenzó en USA y continúo en Brasil. La operación tuvo tres etapas: la primera en el 2017 donde se detuvo a 108 personas, la segunda en el 2018 con 202 detenidos y la última a fines de noviembre del 2018, cuando alcanzo al pediatra Argentino y se detectó una red de comunicación y tráfico de material pornográfico, que en nuestro país alcanzó las 50.000 personas. Fueron incautados notebooks, PC, Tablets y pendrives, elementos que pasaron por un análisis muy detallado a fin de encontrar pruebas condenatorias
El médico
Russo se recibió de médico en la UNLP en el año 1986 y en 1990 emigró a Estados Unidos (Texas y Dallas) y Canadá (Toronto) para servir en hospitales pediátricos universitarios.
Regresó al país en 1993 e ingresó al Hospital de Pediatría “Dr. Juan Pedro Garrahan”, especializado en Salud Infantil de alta complejidad, como reumatólogo. Desde el año 2009 se desempeñó como jefe de inmunología y reumatología infantil en dicho establecimiento.
El doctor Russo compartía archivos, fotos, filmaciones desde sus computadoras personales (detectados por su IP), e incluso desde su teléfono. Todo era material pornográfico, ya sea menores en situaciones sexuales y abusados por mayores, como desnudos que llegaban hasta involucrar a bebes de 6 meses.
La modificación al Código Penal del artículo 128 introducida en el año 2018, sanciona con penas de 3 a 6 años la “simple tenencia” de material pornográfico infantil. Anterior a esto, solo se penalizaba la producción y distribución, y se reprimía si era con fines de comercialización. Pero no la tenencia del mismo para uso privado
Muchas veces la producción de este material pornográfico se ve facilitada por el acceso a cámaras de cel y computadoras portátiles. Quizás nos cueste aceptar que existe esta perversión sexual que esta mucha más expandida de lo que los medios exponen .Hay países donde estas prácticas son un atractivo turístico, donde la niñez está totalmente desprotegida .Una red mundial de pedófilos es hoy mucho más activa por la interconectividad, los deseos son los mismos pero las posibilidades se multiplican.No es la accesibilidad a los niños, sino que los pedófilos son expertos manipuladores, su cinismo esta vestido de amabilidad, gentileza y calidez,solo hasta que su mirada se impregna de sexualidad y transforma ese niño en objeto de deseo.
El psicólogo Jorge Corsi, profesor universitario y escritor de libros en temas de violencia familiar fue detenido en el año 2008 como parte de una red que abusaba, filmaba y compartía el abuso explícito de menores. Esos mismos que sus padres levaban a la consulta con el especialista. El profesional fue finalmente liberado bajo fianza, negó toda acusación, luego se declaró culpable y cumplió tres años de prisión. Hoy esta en libertad, solo puede trabajar de remisero y sigue siendo una persona peligrosa
Existen abusadores y pedófilos camuflados de maestros, médicos, peones rurales , gerentes o padres, son solo una parte más del entorno del chico y solo a él, en el momento que lo seleccionan como víctima, le darán indicios de su perversión, No son bestias, caminan, conviven, trabajan y comparten socialmente actividades en los ámbitos en que se desarrollan.
Abuso y poder
Violar niños, filmarlos, fotografiarlos y exponerlos a lo público (compartir en una red por la vía que sea) tiene que ver con esa presencia histórica del poder absoluto del adulto sobre el niño. Hacerlos meros objetos de satisfacción, (vía masturbación, fetichismo, penetración o manoseos) es una de las facetas de ese poder. La infancia es indefensa y sobre todo frente a imágenes, figuras o roles como lo puede ser un médico. Este recibe un acatamiento casi absoluto a sus indicaciones y pedidos. Las conductas de los niños y padres están imbuidas de una confianza en ese “saber” que la figura ostenta y curará a nuestros hijos de sus dolencias
Un paciente es un sujeto, no un objeto. Esto debería ser el parámetro con la que se mide al que llega a la consulta médica. Clínicas que actúan de forma corporativa, mayormente protegen, ocultan y se limitan a no ver estos delitos. Un pedófilo no comienza su actividad un día y para otro. Suelen ser años de desarrollo, y son patologías que están ahí nomás, en la computadoras, en las palabras que un día las victimas logran decir, en fotos, en IP rastreables, en actividades compartidas, muchas veces detectadas por un entorno que las calla, las silencia
Habitualmente necesitamos confiar en la medicina y en quienes la ejercen. Nos pasa desde que nacemos hasta que nos morimos. Los niños no ingresan solos a una consulta o a una guardia sin un acompañante mayor. A los niños el sistema médico, en primera instancia, los asusta y los coloca en un lugar de debilidad.
No está probado, todavía y por ahora, que el pediatra Russo tuviera facilidades o complicidades como para filmar o fotografiar a niños en las consultas a su cargo dentro del hospital. Lo que sí lo sepultaron fue el material que en Noviembre del 2018, en un allanamiento en su casa, se incautó de computadoras y demás elementos que el bien sabía lo involucraban. El material alcanza todo tipo de conductas y abusos de índole sexual y siempre con menores. Así y todo continúo con su rutina diaria de médico en su lugar de trabajo, dedicado a la salud infantil. Disfrazado de blanco, este mounstro en potencia estuvo agazapado en cada consulta, frente a cado niño que lo visitaba con una mirada llena de respeto y miedo
Es noticia porque es el “pediatra pedófilo del Hospital Garrahan”. No hay una pedofilia exclusivamente argentina. Ni un modo local de operar, solo
hay redes donde se suben y bajan contenidos. La sobreexposición y el alcance que tienen estas, en las últimas décadas han favorecido a perversos y les han permitido escapar de la condena moral y social de sus actos. Lo que podemos poner en debate es la baja efectividad en su localización y penalización. También el hecho mismo de su concepción entre nosotros, como dejamos de crearlos seria una digna tarea y una hermosa utopía a construir.
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