Ray Bradbury, una caricia de literatura fantástica y poética
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Ray Bradbury, una caricia de literatura fantástica y poética

Si bien  se le conoce como escritor de ciencia ficción, él mismo se consideró un escritor fantástico. Allí es donde mejor y más cómodo se siente. Sus cuentos son indefectiblemente atmosferas oníricas, llenas de poesía y cataclismo. Una mezca que pareciera contradictoria pero en palabras de Ray , son ingredientes indispensables. Intenta darle al mundo un orden moral pero acepta que la dinámica del tiempo actúe motorizando lo que deba ser.

Pablo Kulcar | 10 nov 2019

Por pablo kulcar

 

Ray Douglas Bradbury nació el 22 de agosto de 1920 en Waukegan, Illinois (Estados Unidos).se graduó en la escuela secundaria en 1938, no pudo asistir a la universidad por razones económicas. Por lo cual, tuvo una formación autodidacta en base a la lectura,  y se ganó la vida como vendedor de periódicos hasta 1942. Comenzó a escribir desde niño,  publicó su primera historia en 1938, en una revista de aficionados a los 18 años

En 1943 dejó el trabajo de vendedor  y se dedicó a escribir a tiempo completo, publicando en diversos medios numerosos relatos breves. En 1950, con la aparición de Crónicas marcianas, comenzó su ascendente fama literaria. En sus páginas, que relatan los intentos de los terrestres por colonizar el planeta Marte, se reflejan las angustias y ansiedades que existían en la sociedad norteamericana de la década de los cincuenta, ante el peligro de una guerra nuclear.

Considerado un clásico de la ciencia ficción, este  recoge no sólo las vicisitudes de los viajes  que la raza humana realiza al planeta rojo, sino también la caída de su civilización, abarcando un período comprendido entre 1999 y 2026. Los marcianos poseen notables poderes telepáticos, lo que causa graves contratiempos a las tres primeras expediciones. La cuarta aporta al planeta la verdadera colonización. Allí los terrestres introducen en la vida marciana virus y enfermedades.

Se describe a los humanos mostrando una falta total de respeto a los habitantes de ese lugar, al que solo ven como tierra fértil para ocupar, degradando la civilización autóctona. También los negros estadounidenses establecen asentamientos para huir de la discriminación terrretre. Finalmente, el planeta casi se despuebla porque una amenaza bélica en la Tierra induce a los colonos a regresar. Los pocos que permanecen en Marte se convierten en los "nuevos" marcianos.

 

Alcanzada la fama se le abrieron las puertas de prestigiosas revistas. Sus narraciones podrían calificarse de poéticas y futurista. En 1953 publicó su primera novela, Fahrenheit 451,(título que alude a la temperatura en que los libros empiezan a arder al ser quemados) que obtuvo también un éxito importante y fue llevada al cine por François Truffaut. En ella puso de manifiesto el poder de los medios de comunicación y el excesivo conformismo que domina la sociedad, es un clásico de la literatura distópica del siglo XX.

La distopía plantea un mundo donde las contradicciones de los discursos ideológicos son llevadas a sus consecuencias más extremas. Explora nuestra realidad actual con la intención de anticipar cómo ciertos métodos de conducción de la sociedad podrían derivar en sistemas injustos y crueles

 

La novela narra la historia de una ciudad del futuro dominada por los medios audiovisuales, en la que se acosa el individualismo, están prohibidos los libros, y los bomberos, brazos ejecutores de un estado totalitario, son los encargados de quemarlos. Al margen de la sociedad, un grupo de hombres recluidos en los bosques decide memorizar textos enteros de filosofía y literatura para preservar la cultura.

Es una fábula moralizante, en el relato  se exponen de forma minuciosa las razones de la prohibición de los libros en boca del jefe de bomberos, Guy Montag. Y frente a sus argumentos se expone el punto de vista de un profesor que aconseja a dicho jefe y que pone de relieve las características positivas de la lectura. De este modo se desarrolla una reflexión que se enriquece con referencias a los clásicos.

Se consideraba a sí mismo «un narrador de cuentos con propósitos morales». Sus obras a menudo producen en el lector una angustia metafísica, y por lo cual desconcertante, ya que reflejan la convicción de Bradbury de que el destino de la humanidad es «recorrer espacios infinitos y padecer sufrimientos agobiadores para concluir vencido, contemplando el fin de la eternidad».

Un clima poético y un cierto romanticismo son otros rasgos persistentes en su obra,  sus temas están inspirados en la vida diaria de las personas. Por sus peculiares características y temáticas, su obra puede considerarse como exponente del realismo épico, aunque nunca la haya definido de este modo.

Si bien  se le conoce como escritor de ciencia ficción, él mismo se consideró un escritor fantástico. Allí es donde mejor y más cómodo se siente. Sus cuentos son indefectiblemente atmosferas oníricas, llenas de poesía y cataclismo. Una mezca que pareciera contradictoria pero en palabras de Ray , son ingredientes indispensables. Intenta darle al mundo un orden moral pero acepta que la dinámica del tiempo actúe motorizando lo que deba ser.

 

En honor a él, existe un asteroide al que se bautizó con el nombre de Bradbury. Además, uno de los cráteres de la luna se llamó "Cráter Dandelion" en conmemoración a su libro titulado en inglés, El vino del estío. Este autor puede presumir también de tener una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood y de haber recibido una mención al Oscar por un film animado.

Falleció a la edad de 91 años en Los Ángeles, California. Por petición suya, su lápida funeraria, en el Cementerio Westwood Village Memorial Park, lleva el epitafio: `Autor de Fahrenheit 451´

Explicaba en cada nota que no era, ni intentaba ser un gurú futurista:

“En mis obras no he tratado de hacer predicciones acerca del futuro, sino avisos. Es curioso, en mi país cada vez que surgía un problema de censura salía a relucir como paradigma de la libertad Fahrenheit 451. Los intelectuales, ya sean de derechas o de izquierdas, siempre tienen miedo a lo fantástico porque les parece tan real ese mundo que cree que estás intentando engañar y, evidentemente, así es.

Constantemente le preguntaban si envidiaba un futuro, que sin él, haga pie en marte, si era necesario e imprescindible continuar la conquista del espacio, en el que hasta ahora solo se piso la luna con una  duda instalada que sea cierto.

 

 Ya lo dije en Crónicas marcianas, donde dibujé el mapa de esta realidad... Tenemos que volver a la Luna e ir a Marte. Y  digo otra cosa: yo voy a ser el primer hombre muerto en llegar allá. Ya les dije a las personas responsables de los viajes espaciales que cuando muera, vayan y pongan mis cenizas una lata de sopa Campbell's y las lleven a Marte para enterrarlas en un lugar llamado Abismo Bradbury. Ya no podré ser la primera persona viva en llegar a Marte, pero al menos quiero ser el primer muerto en llegar tan lejos.

 

 

Jorge Luis Borges escribió el prólogo de crónicas marcianas, edición española de 1955  

 

Su tema es la conquista y colonización del planeta. Esta ardua empresa de los hombres futuros parece destinada a la época, pero Ray Bradbury ha preferido (sin proponérselo, tal vez, y por secreta inspiración de su genio) un tono elegíaco. Los marcianos, que al principio del libro son espantosos, merecen su piedad cuando la aniquilación los alcanza. Vencen los hombres y el autor no se alegra de su victoria. Anuncia con tristeza y con desengaño la futura expansión del linaje humano sobre el planeta rojo -que su profecía nos revela como un desierto de vaga arena azul, con ruinas de ciudades ajedrezadas y ocasos amarillos y antiguos barcos para andar por la arena-.

 

Crónicas Marcianas,( 1950)

Tenían en el planeta Marte, a orillas de un mar seco, una casa de columnas de cristal, y todas las mañanas se podía ver a la señora K mientras comía la fruta dorada que brotaba de las paredes de cristal, o mientras limpiaba la casa con puñados de un polvo magnético que recogía la suciedad y luego se dispersaba en el viento cálido. A la tarde, cuando el mar fósil yacía inmóvil y tibio, y las viñas se erguían tiesamente en los patios, y en el distante y recogido pueblito marciano nadie salía a la calle, se podía ver al señor Ken su cuarto, que leía un libro de metal con jeroglíficos en relieve, sobre los que pasaba suavemente la mano como quien toca el arpa. Y del libro, al contacto de los dedos, surgía un canto, una voz antigua y suave que hablaba del tiempo en que el mar bañaba las costas con vapores rojos y los hombres lanzaban al combate nubes de insectos metálicos y arañas eléctricas. (…)

(…) Ahora no eran felices.

Aquella mañana, la señora K, de pie entre las columnas, escuchaba el hervor de las arenas del desierto, que se fundían en una cera amarilla, y parecían fluir hacia el horizonte.

Algo iba a suceder.

 

 

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