La leyenda de Los Acereros de Pittsburgh.
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La leyenda de Los Acereros de Pittsburgh.

El retorno de la cortina de acero?

Diego Guerrero | 13 dic 2019


Ya es tradición en mi familia que todos los domingos nos reunamos en casa de la abuela a ver los partidos de la NFL, en particular los de Los Acereros de Pittsburgh. Me cuenta mi padre que cuando él y mis tíos eran niños se sentaban a acompañar a mi abuelo a ver los partidos. Todos los años esperaban con ansias la temporada para seguir el desempeño de su equipo en la campaña. Ese hábito con los años nos lo transmitieron a mis primos y a mí, y ahora no hay un sólo domingo en que yo me pierda un juego de los Steelers.

 

Me acuerdo que de niño mi papá me contaba historias sobre jugadores leyenda de los acereros; historias que alimentaban día con día mi amor por los colores del equipo. Terry Bradshaw, Jack Ham, Mel Blount y Franco Harris fueron mis ídolos de la infancia y de la pubertad, y fue justo en la pubertad que todo cambió y por fin conocí a las nuevas leyendas de los Acereros.

 

Me tocó crecer en una época de sequía en cuanto a títulos para los Steelers. Su último Superbowl lo habían ganado en el 80 y desde entonces, temporada con temporada nos tocaba ver a un equipo bastante escueto. La realidad es que éramos fanáticos de los recuerdos de otras generaciones. No nos había tocado ver la grandeza de la que todos hablaban. Recuerdo a un QB lento e impreciso de nombre Tommy Madox que me hacía dudar de la autenticidad de las historias que me habían platicado. En un partido contra los Cuervos de Baltimore, aquel torpe QB salió por lesión y tuvo que entrar su suplente, un novato rubio de complexión robusta de nombre Ben Rothlisberger.

 

Los lineros estaban preparados, se escucharon los tres “huts” y la jugada comenzó. La bolsa protectora le dio el tiempo suficiente a al joven QB, pero la presión hizo que diera el pase equivocado. De mi primera impresión y por lo acontecido en la jugada creí que el novato era una papa. Cuando la posesión de balón volvió a ser de Pittsburgh, el rumbo de esa historia cambió.

 

Rothlisberger llevó al equipo a la victoria en ese partido y construyó el camino para llegar a la anhelada final de conferencia (en ese momento pensar en un Superbowl era demasiado). El equipo estaba conformado por grandes jugadores que poco habían brillado debido al mal rendimiento del QB anterior. Prastico Burres, Atwan Randal El, Jerome Bettis, Hince Ward, Alan Faneca y Troy Polamalu fueron algunos de los integrantes de aquella poderosa cortina de acero.   

 

La final de conferencia fue con los Jets de Nueva York. A pesar de que los Steelers habían hecho una temporada de ensueño, los favoritos para ganar la final eran los Jets, principalmente porque su QB era ya un veterano y de este lado teníamos a un novato. El partido fue el más cerrado de la temporada. La tensión era evidente, el couch Bill Cowher no podía ocultar la presión. A pesar de que el equipo estuvo desempeñando un gran juego, la respuesta del rival no permitía que la diferencia en el marcador se hiciera más grande. Era un toma y daca. Al final del cuarto cuarto los Jets tomaron la delantera y parecía que sueño terminaba para los acereros. 31 - 27 favor los Jets y sólo tres minutos en el reloj. Además la posesión era de ellos, todo estaba en contra de los Steelers.

Recuerdo que la tensión en el ambiente se respiraba en todos lados. Jamás vi a mis tíos a mi papá tan estresados por un partido. Mis primos y yo estábamos igual. Recuerdo estar muy nervioso, con las manos sudadas y suplicando un milagro. No me había tocado ver a uno de mis equipos campeón en ningún deporte. Recuerdo que cuando Cruz azul quedó campeón yo tenía apenas cuatro años y la realidad es que no era consciente de lo que pasaba. Necesitaba saber qué era esa alegría.

 

Horas antes de que comenzara aquel partido con los Jets mi madre, que hace la que no le interesan ese tipo de cosas aunque en el fondo sí, bromeaba diciendo que qué haríamos si es que Pittsburgh ganaba, si no sabemos ni cómo se siente cómo íbamos a celebrar. Aunque yo sabía que sus comentarios eran broma, la realidad es que no sabía la respuesta. No sabía qué iba a hacer si Pittsburgh ganaba la final de conferencia. Y en aquel momento en que los Jets iban arriba en el marcador por 7 puntos y sólo quedaban tres minutos pensé que jamás lo sabría.

 

La pelota estaba en la yarda 20 del territorio de Pittsburgh, se corría el riesgo de que en una gran jugada los Jets anotaran y entonces ya sería imposible alcanzarlos. En su segundo down lanzan un pase corto que va a ningún lado, Troy Polamalu se lanza como flecha y la intercepta casi del piso, recupera un par de yardas y le da vida a los Acereros.

 

Sólo dos minutos en el reloj. Los Steelers logran avanzar hasta medio campo, pero queda poco tiempo y el avance es lento. Primer down, segundo down y primero y diez. Primer Down, segundo down; sólo un minuto en el reloj y queda casi la mitad del campo por recorrer. Las esperanzas se van apagando poco a poco, hay una tristeza prematura en el rostro de mis familiares y lo sé porque es lo mismo que estoy sintiendo. Tercer down, lo linieros se acomodan, al parecer van a correr. Todos denotan su enfado por la decisión de couch. Era evidente que ya necesitan un buen pase.

 

Se escuchan los tres huts, Rothlisberger le da en balón a Jerome Betis, todos los linieros defensivos van contra él, pero resulta ser una jugada reversible, Betis le da el balón a Randal El que corre a toda velocidad al extremo derecho del campo con toda la defensiva de los Jets detrás de él y en ese momento sucedió lo que nadie esperaba. Ni los defensivos de los Jets, ni el cuerpo técnico, ni la gente en el estadio, ni los que veíamos el partido en televisión notamos que Ni Jerome Betis, ni Ranndal El Cruzaron la línea de pase y que al fondo del campo Hince Ward corría completamente sólo. Randal El lanzó un pase de 25 yardas a un jugador completamente solo y los Steelers anotan un touchdown que los pone dos puntos arriba del rival.

 

Todos nos quedamos primero impactados y luego los gritos no dejaban de sonar por todos lados. Era increíble lo que se estaba viviendo. La jugada del año que nadie superaría en mucho tiempo. Con el punto extra los Steelers se fueron tres puntos arriba de los Jets, 34 - 31 y así concluyó el partido, dándole a Pittsburgh el título de campeón de liga y postulándolo como favorito para ganar la edición del Superbowl XL. Así también, Ben Rothlisberger se convirtió en el novato del año y el jugador más valioso y yo pude ver por fin la leyenda con mis propios ojos; la de Los Acereros de Pittsburgh.

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