Un viaje inolvidable

El pasado 18 de diciembre, una turista española llamada Paula Martinez Alvarez tuvo que acudir de urgencias al hospital Clinical Les Narcisses de Marrakech. Mientras la turista se disponía a ir a cenar por los alrededores de la plaza Yamaa el Fna, le azotó un fuerte dolor de cabeza que no le permitía estar en pie ni abrir los ojos. De inmediato tuvo que sentarse en la terraza de un restaurante de la plaza, donde los trabajadores acudieron amablemente a socorrerla, se encargaron de llamar a una ambulancia para llevarla al hospital más cercano. El viaje en ambulancia fue movido, igual que los coches por la ciudad, la ambulancia no cumplía con las normas de circulación e iba dando bandazos, durante el trayecto, desconociendo la gravedad que aquejaba a la turista, se pararon para ver qué había pasado en una acera donde estaba la policía y había tumulto.

Todo era extraño, hasta la llegada al hospital, donde la situación ya era surrealista. Solo entrar se podía observar moho en las paredes y puertas, la sala de espera estaba llena de gatos y la limpieza era muy deficiente.

La atención médica fue en una sala con más gente y de pie, procedieron a ponerle una vía sin guantes y sin desinfectarse las manos. Después de ser examinada por un médico, la sorpresa vino cuando la llevaron a la sala de espera para que le fuera haciendo efecto la medicación puesta a través de la vía. Y sí, fue en esa sala de espera que estaba repleta de gatos, escena dantesca. Finalmente le dieron el alta sin ningún diagnóstico.

La precariedad del lugar era evidente, no tenían utensilios básicos para la atención de urgencias de ningun tipo, por no tener ni siquiera disponían de base de datos digital, el paciente se registraba al salir firmando en un libro, sin entregarle parte médico de la exploración efectuada ni documento alguno.