Viaje a Andorra, corto pero precioso

El coche partió a las 6 de la mañana de aquel 22 de enero . Los próximos 2 días los pasaríamos perdidos por la montaña en Grandvalira, Andorra.  Al llegar al hotel a las 8 horas de ese mismo día, nos dispusimos a tomar la habitación. Luego de una cálida ducha fuimos al centro de Andorra a tomar uno de los mejores desayunos de mi corta vida, teniendo por vistas la calle más concurrida de la ciudad con el espectáculo de pequeños copos de nieve bañando a todo el que se cruzaba por su camino. Pasadas las horas decidimos entre ambos ir a dar una vuelta por el centro y ya de paso, mirar ofertas para las navidades que se aproximaban a la vuelta de la esquina. Después de 3 horas perdidos por Andorra encontramos un restaurante que nos gustó en demasía y allí comimos una mariscada de escandalo cerca de las 16 horas regresamos al hotel para asistir a la primera salida de nuestras vacaciones la excursión a Grandvalira.

Allí llegamos a las 17 horas y, luego del ascenso en telecabina, visitamos los albergues. Por supuesto no pudimos evitar tomar un café en la cafetería más alta de la montaña totalmente dirigida al consumo de los esquiadores que se atreven a bajar semejante cuesta y observar los magníficos picos de la sierra de Andorra siempre nevados, dignos de admirar a lo lejos. Más tarde visitamos el bosque que se encuentra de lado de los acantilados para así observar desde ahí el momento justo donde el sol se esconde detrás de los picos creando una explosión de colores preciosa. Un atardecer digno de admirar. Logramos sacar  fotografías aunque no se asemejen ni por asomo a la realidad. Siendo las 20 horas y habiendo finalizado nuestra excursión decidimos emprender el camino de regreso a la ciudad. Luego, en el hotel, cambiamos nuestra ropa y partimos para visitar el gran buffet libre que este mismo ofrecía, disfrutamos enormemente de la cena y cerca de las 23 horas regresamos a la habitación, cansados y con deseos de dormir para al día siguiente visitar el centro de aguas de Caldea famoso por su piscina exterior y por la cantidad de aguas piscinas y fuentes que posee. Eso sí con el peso de tener en varias horas el triste y largo regreso a casa.