¿La geoingeniería al rescate del planeta?

Lo sabemos todos, el cambio climático, del cual la humanidad es responsable, va a tener consecuencias importantes en nuestras sociedades. El nivel del mar está aumentando, las catástrofes naturales van a ampliarse y a multiplicarse, especies van a tener que desplazarse o desaparecer. Ya se nos dice que no podremos seguir con nuestro modo de vida. Contra esta perspectiva, algunos se interesan desde hace algunas décadas por las nuevas tecnologías que podrían cambiar esta tendencia. Se llama la geoingeniería.

Una de las medidas más emblemáticas de este ámbito de estudio es el esparcimiento de azufre en el aire por aeronaves que volarían continuamente en el cielo. Eso reflejaría los rayos del sol y permitiría por consiguiente, contrarrestar la emisión de gases de efecto invernadero, como el CO2 que emitimos en el aire. Otra medida parecida es la dispersión de hierro en el mar. Eso permitiría desarrollar la cantidad de plancton y aumentaría  la capacidad del mar para absorber el CO2 del aire.

Pero muchos temen que esas tecnologías y  las que forman parte de la geoingeniería, tengan consecuencias dramáticas sobre el clima. Es posible, por ejemplo, que el esparcimiento de aerosoles en el aire cambie significativamente el medioambiente y las monzones en India y por consiguiente, los recursos alimentarios de millones de personas. Por otra parte, hacer volar tantos aviones sería sumamente contaminante por las emisiones de CO2 mientras que esta contaminación es precisamente la causa del calentamiento global.

Además de esta consecuencia y de las otras, potenciales de la geoingeniería nos plantea problemáticas y dilemas éticos. Primero, no es posible hacer experimentos porque se necesitaría desarrollar la tecnología a escala mundial con todas las consecuencias que podría tener. Así pues, no se puede comprobar que funcione. Igualmente, esas tecnologías darán el poder de controlar el clima a el que las posea. ¿Pero quién las poseerá?  ¿No podrían convertirse en potenciales armas de guerra?

Pero, estas preguntas no socavan la determinación de los que se interesan por la geoingeniería. ¿Quiénes son? Son científicos, pero también empresas cuyas actividades son responsables del calentamiento global y que no quieren que nuestro sistema de consumo cambie, como las compañías petroleras. Muchos multimillonarios, que a menudo dirigen dichas empresas, se interesan también en las promesas de la geoingeniería. Sin embargo, esta alternativa es cada vez más considerada en los medios políticos y aunque hay normativas internacionales que regulan su uso, éstas no están muy bien definidas y no son lo suficientemente restrictivas.

Por consiguiente, tendremos que mantenernos vigilantes en torno a lo que pasa sobre este tema. Lo que sí es seguro, es que no conseguiremos resolver un problema causado por la sociedad de consumo y el desarrollo de las tecnologías apoyados en el principio del consumo y tecnologías. La historia muestra que cada vez que intentamos jugar a ser omnipotentes y omnipresentes aumentando  nuestro control sobre la naturaleza, nunca funciona y sólo empeoramos el problema.