Quizá la decisión de política pública más representativa de la administración Cárdenas del Río es la expropiación petrolera. Debido a una combinación de factores, entre los que destacan la debilidad de las economías estadounidense y británica durante la década de los treinta (ambas estaban sumidas en los efectos de la crisis de 1929), la existencia de un fuerte conflicto entre los trabajadores de las empresas petroleras instaladas en México y los empresarios extranjeros que desatendieron un laudo laboral de la corte mexicana, así como su propia visión de un capitalismo democrático y nacionalista, en el que las industrias básicas (petróleo, siderurgia, etc.) jugaban un papel clave, Cárdenas decretó la expropiación el 18 de marzo de 1938, y se creó Petróleos Mexicanos (Pemex).
A pesar de que la compensación por los bienes expropiados se incluyó en el decreto, el acto enfureció a la comunidad empresarial internacional y molestó a los gobiernos extranjeros, especialmente el Reino Unido. Antes de salir, las compañías petroleras se habían asegurado de no dejar nada para ayudar al gobierno mexicano, con la esperanza de forzar Cárdenas a aceptar sus condiciones. Pese a que México finalmente fue capaz de reiniciar los campos petroleros y refinerías, la producción no alcanzó los niveles anteriores a la expropiación hasta la segunda guerra mundial, durante la cual asesores técnicos fueron enviados por los Estados Unidos como parte de su política de esfuerzo de guerra aliado.
Sin embargo los británicos rompieron las relaciones diplomáticas con el gobierno de Cárdenas, y el petróleo mexicano y otros bienes fueron boicoteados, a pesar de un fallo internacional a favor del gobierno de México. Sin embargo, con el estallido de la segunda guerra mundial, el petróleo se convirtió en un codiciado producto. México comenzó a exportar petróleo a la Alemania Nazi y la Italia fascista
Más importante, sin embargo, que el acto expropiatorio mismo, fue el amplio consenso nacional que Cárdenas fue capaz de crear con esa decisión. No solo se sumaron los sectores del entonces Partido de la Revolución Mexicana, sino que de manera virtualmente unánime otros muchos sectores de la opinión pública mexicana, la Iglesia católica entre ellos, se sumaron de manera entusiasta a la decisión del entonces presidente, quien construyó de esa manera una amplia base de apoyo social que perduraría muchos años después de que su presidencia terminara.
Tanto así que ha sido el único ex presidente de México capaz de mantenerse activo en la política nacional en el periodo post-revolucionario, como lo atestigua su participación en el Frente de Liberación Nacional, organización que muchos consideran como el germen de algunos de los actuales partidos y movimientos políticos de México, su participación en proyectos de desarrollo social en la cuenca del Lerma y otras regiones de México, así como su decidido apoyo a la Revolución cubana encabezada por Fidel Castro Ruz. Prueba de ello es que en abril de 1961, con motivo de la Invasión de Bahía de Cochinos en que tropas "anticastristas", entrenadas y dirigidas por la CIA, el Gral. Cárdenas del Río se alistó de inmediato al ejército cubano con el fin de combatir a los estadounidenses y sacarlos de Cuba.
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